Antes de que Mauricio Macri llegue a la Casa Rosada, Alberto Fernández ya se había reunido varias veces con quien fue candidato a la presidencia de Chile en tres oportunidades, Marco Enríquez-Ominami. De esos intercambios surgió la idea de comenzar a delinear un encuentro de dirigentes políticos progresistas en la región. “El Grupo de Puebla es un grupo que yo mismo impulsé, mucho antes de ser candidato”, comentó el presidente electo, esta semana, desde la Universidad Autónoma de México.

Sin embargo, tuvo que pasar una década hasta que se concretara el proyecto. Fue recién en julio de este año, desde la ciudad mexicana de Puebla, cuando treinta dirigentes políticos se pusieron de acuerdo para avanzar en la conformación de un grupo progresista latinoamericano.

La ciudad inaugural elegida para este tipo de eventos −que no espera contar con una sede fija− siempre cuenta con una razón política. En este caso, el mensaje fue claro: México debía ser parte del grupo. A pesar de la voluntad de sus impulsores de contar con Andrés Manuel López Obrador entre los invitados, AMLO no formará parte de la larga lista de líderes regionales que estarán por estos días en Buenos Aires. 

El gobierno mexicano no formó parte tampoco del encuentro en Puebla. La Cancillería mexicana prefirió no involucrarse y tampoco lo hizo el presidente, pero sí algunos referentes de su espacio político como el director del Instituto Mexicano del Seguro Social, Zoé Robledo, quien mantuvo un encuentro con Fernández en México. Fue por esta razón que Puebla, ciudad gobernada por el oficialista Miguel Barbosa Huerta, terminó siendo sede del primer foro. Sin embargo, la confirmación de la participación de Maximiliano Reyes en Buenos Aires, que viene de la Cancillería mexicana, da cuenta del avance conseguido en poco tiempo en la ampliación de los vínculos con México.

Pero así como resultaba clave la presencia de México, también era necesario que Brasil formara parte del encuentro y fuera un actor político de peso. En enero, Ominami se reunió con el ex jefe de Gabinete de Dilma Rousseff, Aloizio Mercadante, Aloizio Mercadante, quien inmediatamente se sumó a la iniciativa, tendiendo puentes con los máximos exponentes del PT.

No fue sino hasta comienzos de mayo, semanas antes del anuncio de la fórmula presidencial del Frente de Todos, cuando Alberto Fernández mantuvo un encuentro con Mercadante y Ominami en Brasil, logrando avanzar con el proyecto. 

Hasta ese momento, nadie se imaginaba que Alberto Fernández sería el próximo presidente de Argentina, ni siquiera él mismo. “El Grupo de Puebla precede a mi candidatura a presidente, fue antes de que yo mismo me imaginara como candidato”, compartió hace unos días. 

De Lima a Puebla 

Lo primero que surge son las comparaciones con el Grupo de Lima. ¿Es el Grupo de Puebla la contracara de Lima? ¿Qué tienen en común? ¿En qué se diferencian?

Empecemos por las diferencias. El Grupo de Lima es un encuentro de gobernantes, el Grupo de Puebla no. En agosto de 2017, los Cancilleres y representantes de los gobiernos de Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú, se reunieron en Lima para consensuar su posición frente a Venezuela. Las declaraciones fueron publicadas en los sitios oficiales de la Cancillería. En el caso de Puebla, no sólo no representan gobiernos sino que, en la mayoría de los casos, forman parte de la oposición.  

Puebla en Buenos Aires: el encuentro de líderes progresistas de la región (impulsado por Alberto)

Esta definición de base, por un lado le quita peso institucional a Puebla en comparación con Lima pero, por otro, debilita la posición de que los vínculos internacionales no son vínculos que estén gobernados por la ideología. Acá no son los gobiernos más allá de su color político, acá es el color político más allá de ser o no gobierno.

En segundo lugar, el Grupo de Lima nace de una ofensiva de los gobiernos conservadores de América Latina al gobierno de Venezuela. Puebla buscar crear una estrategia compartida ante el avance del despliegue de políticas liberales en la región, algo que también dejó en claro Fernández en México. “No estamos hablando en el Grupo de Puebla de generar una referencia ideológica que se enfrente a nadie”, sostuvo. Mientras los 16 puntos de la declaración fundacional de Lima hacen referencia a Venezuela, el Grupo de Puebla intentará avanzar en la coordinación de política regionales que funcionen como contrapeso a los gobiernos conservadores.

Por último, un punto en común: tanto Lima como Puebla son foros profundamente ideológicos. Por eso, probablemente Andrés Manuel López Obrador decide no formar parte del encuentro. En ese sentido, Alberto Fernández decidió comenzar este camino antes de saber que sería candidato. ¿Cuál será el rol que asumirá en este foro después del 10 de diciembre? ¿Cómo combinará su rol institucional en la política nacional con este tipo de encuentros? ¿Qué rol jugará la nueva Cancillería argentina en todo esto? 

De San Pablo a Puebla

Tampoco son pocas las comparaciones entre el Grupo de Puebla y el Foro de San Pablo. Otra vez, las diferencias: Venezuela. Puebla es un grupo progresista latinoamericano no bolivariano. Aunque cuenta con respaldo del gobierno de Bolivia, ni Cuba ni Venezuela forman parte del encuentro. 

La iniciativa de construir el Foro de Sao Paulo, a comienzos de 1990, llegó de la mano de dos figuras claras: Fidel Castro y Lula da Silva. Ahora el PT sigue siendo parte del Foro de Sao Paulo, pero sus principales figuras como Dilma Rousseff, Lula Da Silva y Fernando Haddad adscriben también a esta nueva propuesta, algo que tampoco cae del todo bien al interior de la interna petista.

Venezuela, por su parte, decide apoyar la iniciativa de Puebla a pesar de no haber sido invitada a formar parte del encuentro. Las fichas del PSUV están puestas en no dejar morir al debilitado Foro de San Pablo. El último encuentro tuvo lugar en Caracas, y volvió a ser noticia cuando estallaron las protestas en Chile. Ante las desorbitantes teorías conspirativas acerca del rol de Venezuela en las protestas, Nicolás Maduro no tuvo mejor idea que responder, en tono de humor, que “el plan va en pleno desarrollo, victorioso. Todas las metas que nos hemos propuesto en el Foro las estamos cumpliendo una por una”, generando un nuevo escándalo en la opinión pública regional.

Miguel Diaz-Canel, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, en Caracas. Foto: Federico PARRA / AFP.
Miguel Diaz-Canel, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, en Caracas. Foto: Federico PARRA / AFP.

Pero también, en la clausura del 3° “Encuentro Antiimperialista de Solidaridad por la Democracia y contra el Neoliberalismo”, en La Habana el fin de semana pasado, Maduro no dudó en mostrar su respaldo a Puebla: “Un segundo frente se levanta brillante en el horizonte de América Latina, es el frente progresista, encabezado por dos líderes que van a jugar un papel determinante en los próximos años: el presidente de México, Manuel López Obrador, y el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández. Un frente progresista de avanzada, antineoliberal. Un frente progresista que va a jugar un papel clave de articulación de la nueva unión de la América Latina y el Caribe”, sostuvo. Cuando le preguntaron por esto a Alberto Fernández, optó por desconocer el mensaje y no tomar posición al respecto. 

San Pablo está conformado por más de un centenar de partidos y organizaciones de izquierda mientras que Puebla no está formada por partidos, sino que son los dirigentes políticos los que adscriben, en calidad individual, a este encuentro. Este es uno de los puntos más sensibles, donde comienza a hacerse sentir el descontento de aquellos partidos que, aún siendo parte del Foro de San Pablo, tendrán este fin de semana a algunos de sus principales dirigentes en Buenos Aires.

¿Qué pasará con el Foro de San Pablo de consolidarse el Grupo de Puebla? ¿Puede el Grupo de Puebla darle una bocanada de aire fresco a San Pablo en tiempos de desgaste o, por el contrario, la emergencia de uno amenaza la existencia del otro? ¿Pueden coexistir sin molestarse?

Puebla en Buenos Aires

Hoy comienza el encuentro en Buenos Aires que ya tiene confirmado a casi una treintena de líderes políticos de centro izquierda. Alberto Fernández estará a cargo de la apertura el sábado por la mañana, acompañado por Jorge Taiana, Carlos Tomada y Felipe Solá.

Por Bolivia, se espera contar con la presencia del vicepresidente Álvaro García Linera, quien todavía no pudo confirmar su participación debido a la fuerte crisis política que atraviesa el país. 

Desde Brasil llegarán la ex presidenta Dilma Rousseff, el ex candidato a la presidencia Fernando Haddad, el ex canciller Celso Amorim, la jurista Carol Proner y  Aloizio Mercadante. 

Chile tiene una de la comitivas más numerosas que van desde Marco Enríquez-Ominami hasta el presidente del Partido Progresista Camilo Lagos, el senador Alejandro Navarro Brain, la diputada Karol Cariola y el padre de Marco, el ex ministro, Carlos Ominami. También participará José Miguel Insulza. 

Ernesto Samper y López Obregón por Colombia, Guillaume Long por Ecuador, el ex presidente Fernando Lugo y Esperanza Martínez por Paraguay, la ex candidata a presidenta Veronika Mendoza por Perú y Mónica Xavier por Uruguay. Por México estarán, Carlos Sotelo García, Zoe Robledo y Maximiliano Reyes.