En el inicio de una dura negociación con los bonistas privados, Martín Guzmán se reunió este martes en Nueva York con diversos fondos de inversión para plantear los lineamientos con los que el Frente de Todos pretende reestructurar los más de U$S 100.000 millones de deuda que están en juego con los acreedores. A un mes del cierre para la presentación de la oferta final, en el Gobierno reina el hermetismo.

Según consignó NA, en la mesa con el ministro habrían estado sentados representantes de los fondos Blackrock, Templeton, Marathon y Fidelity, y de los bancos Morgan Stanley, Bank of American, Citibank y JP Morgan.

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El mensaje que bajó Guzmán en las oficinas neoyorkinas fue el mismo que transmitió ante el Fondo Monetario Internacional y el G20: Argentina no está en condiciones de pagar la deuda contraída por el gobierno de Mauricio Macri en los términos acordados, pero su compromiso es evitar el default. Para eso, necesita postergar los plazos de devolución de capital e intereses.

Ese mismo mensaje llevó Alberto Fernández a El Vaticano, Italia, España, Francia y Alemania. Plegaria que tuvo resonancia en los Estados Unidos, el actor más importante en la discusión, dada su injerencia en las directivas del FMI: es el unico país miembro del board con poder de veto. No obstante, luego del aval de la entidad monetaria, Guzmán también les adelantó a los bonistas la necesidad de coordinar una quita sobre el capital de la deuda.

Guzmán, con la directora adjunta del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kosack, y el jefe de la misión Argentina del Fondo Monetario Internacional (FMI), Luis Cubeddu.
Guzmán, con la directora adjunta del Departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kosack, y el jefe de la misión Argentina del Fondo Monetario Internacional (FMI), Luis Cubeddu.

Por otra parte -y al igual que hizo en el G20-, el ministro presentó el plan económico para generar divisas que puedan ser destinadas a pagar las obligaciones de deuda. Fuentes cercanas al Palacio de Hacienda no dieron indicios del programa, pero las exportaciones, en este contexto, tendrán un lugar central.

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El Gobierno debe lograr que el 75% de los acreedores acepten las condiciones de pago que el Poder Ejecutivo proponga, para evitar un default. Axel Kicillof intentó concitar esas adhesiones, sin efecto, en su propuesta para renegociar la deuda de la provincia de Buenos Aires.

El tiempo para el Gobierno nacional empieza a escasear. Fernández puso al 31 de marzo como fecha límite para presentar una oferta al FMI y los acreedores privados.