Dos diplomáticos rusos se negaron este miércoles a someterse a un control de alcoholemia en el barrio de Recoleta y desataron una controversia que amenaza con convertirse en un conflicto diplomático.

La embajada de Rusia en Buenos Aires condenó los hechos e invocó el artículo 22 de la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas firmada en la capital austríaca en abril de 1961 y que entró en vigencia tres años después.

Según ese apartado, los vehículos de los diplomáticos "no podrán ser objeto de ningún registro, requisa, embargo o medida de ejecución"

De este artículo se valió el primer secretario de la embajada rusa en Buenos Aires, Alexander Stebunian, para considerar el accionar de la Policía de la Ciudad como "una grave violación del derecho internacional".

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Sin embargo, hay otro artículo de la Convención, el 41, que pareciera contradecir al anterior y darle la razón a los efectivos de la Policía porteña.

"Sin perjuicio de sus privilegios e inmunidades, todas las personas que gocen de esos privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor", sostiene ese apartado.

Es decir, si se toma en cuenta el artículo 41, los diplomáticos deberían haber acatado la directiva de los efectivos de tránsito de la Policía porteña. Por el contrario, los funcionarios rusos ni siquiera bajaron las ventanillas de sus autos, se atrincheraron en ellos y más tarde fueron escoltados a la embajada de ese país.

"Los diplomáticos no tenemos impunidad. La inmunidad es muy limitada y tenemos que cumplir con las normas, estar sujetos a las multas si estacionamos mal o si hay exceso de velocidad. Todo eso es un dato de sentido común, la norma internacional no cubre eso", destacó en diálogo con La Nación+ Diego Guelar, exembajador argentino en Estados Unidos, Brasil, China y la Unión Europea.