Investigan dónde se cargó la droga incautada en el barco que llegó a Santa Fe: peritan celulares y comienzan las indagatorias
De acuerdo al presidente de la Unidad de Información Financiera (UIF), Paul Starc, la Justicia busca registros audiovisuales en los teléfonos de los 20 tripulantes de origen filipino, de momento, detenidos.
La Justicia avanza en la investigación del origen de los 489 kilos de cocaína que la Aduana, junto a la Prefectura Naval, encontró el pasado miércoles en un buque que llegó al puerto santafesino de San Lorenzo desde Emiratos Árabes Unidos. De acuerdo al presidente de la Unidad de Información Financiera (UIF), Paul Starc, se espera que este viernes se inicien las indagatorias a los 20 tripulantes de origen filipino detenidos.
Según el funcionario, la Justicia federal está intentando averiguar "dónde se cargó la droga", por lo que han tomado en consideración "restos encontrados". Mientras tanto, empezaron a peritarse los celulares de los aprehendidos, en búsqueda de "datos" y "fotos".
"Lo que generalmente se hace con estos tipos de paquetes es colocarles un localizador, se los tira al agua y los otros los van a buscar", resaltó Starc en diálogo con Noticias Argentinas, sobre el modus operandi que suelen llevar a cabo los grupos narcotraficantes en este tipo de operaciones.
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En ese marco, destacó que uno de los puntos claves es saber si la droga fue incorporada al barco "en el río o en el mar". Por otro lado, indicó que los paquetes ilegales fueron hallados gracias a una "investigación rápida", que inició tras una denuncia radicada en la madrugada del miércoles.
"Nos pareció seria la información, por lo que automáticamente dimos aviso a la UIF de Rosario, a cargo de Juan Francisco Lafontana, quien se puso a disposición y llevó todo a la Justicia. Es sorpresivo lo bien que se trabajó, la verdad que es loable, digno de destacar", manifestó.
La embarcación había partido desde Dubai y tuvo una parada en Pontón Recalada, en aguas internacionales del Río de la Plata, previo a su llegada al país. Su destino final, con previo descenso en Montevideo, era Amsterdam.
La cocaína había sido colocada en compartimientos estancos, dentro de bolsos, forrados con papel de distintos colores (rojo, fucsia, verde, amarillo y celeste), con una corona como símbolo. Además, estaba resguardada con un material para garantizar su impermeabilidad ante el contacto con el agua. Se estima que su valor total asciende a los USD 6 millones.