El quiebre que se vaticinó luego del fallido paro de la Confederación General del Trabajo -CGT- es un hecho. El martes por la tarde, Francisco "Barba" Gutiérrez, secretario del Interior de la CGT, oficializó que la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) abandonó la conducción de la máxima central sindical del país.

En la jornada del lunes, la CGT anunció un paro pero, contra todos los pronósticos posibles, el mismo se realizó sin movilización y, en la masiva marcha que se realizó para reclamar contra la reforma previsional que impulsa el Gobierno, las banderas de la histórica central sindical no aparecieron.

Gutiérrez argumentó su renuncia a la CGT ya que el sindicalista consideró que la central sindical "debe ser hoy más firme y contundente en defensa de los trabajadores y el modelo productivo industrial". Además, remarcó su rechazo a la reforma previsional que el oficialismo convirtió en ley el martes por la mañana.

Puntualmente, Gutiérrez renunció a su cargo en la comisión directiva de la CGT como representante de la UOM, por lo que deja a los metalúrgicos sin caras visibles en la conducción de la central.