En el peor momento de Cambiemos, la UOM de Antonio Caló logró colarse en la agenda y torcer el brazo del ministro de Trabajo, Jorge Triaca. Después de idas y vueltas y amenazas de paro, el gremio metalúrgico alcanzó un acuerdo más que auspicio: el 18,5% y garantizar un piso de $16.800.

La negociación, que incluye una cláusula de revisión a fin de año, se resolvió a última hora de ayer y fue recibido como un mensaje alentador con aquellos gremios que aún no alcanzaron un acuerdo con el Gobierno.

Las discusiones se extendieron cuatro semanas y se vivieron momentos de tensión. Por momentos, la cuestión parecía no resolverse, pero, entre tires y aflojes, el Ejecutivo terminó cediendo algunos puntos y festejan más de 200 mil trabajadores.

¿Cuál fue el quiebre? La conciliación obligatoria dictada por la cartera laboral la semana pasada frenó una medida de fuerza del sindicato y obligó a ambas partes a sentarse nuevamente en una mesa de negociación. 

Aún falta el gancho final para el alivio de Caló. Sucede que gremialistas y empresarios se retiraron de la sede del ministerio de Trabajo sin la firma de los funcionarios, aunque se espera que recién el martes se encuentren nuevamente las partes para darle un cierre formal al acuerdo.

Los números del acuerdo

El convenio de los metalúrgicos implica una suba de 6% por abril y otra de 9% en julio. Pero estipula el pase a remunerativo de $4.000 acordados en la paritaria del año pasado, lo que eleva un promedio de 2,5%. Entonces, al ser acumulativo el 15% con la nueva base el incremento real será de 18,5 por ciento.