La pareja abierta es moderna y tiene estilo, como un reloj Swatch de los finitos. Está del lado de los sustentable, te desenchufa de la máquina capitalista anclada en el cope por ser dueño.

El sexo afuera de mutuo acuerdo es un acto revolucionario en contra de la familia tradicional, que tiene las paredes duras de un contrato firmado de por vida.

La pareja abierta apuesta todo a las ganas de volver, obliga a construir un rancho compartido amable y con buen clima, donde pasan cosas picantonas además de ser un refugio.

Contra el desgaste propio de las relaciones largas lo mejor es agregar un poquito de pareja abierta. Un toque de adrenalina aunque sea para después volver rapidito al hogar de siempre y transformarlo.

Hay parejas que se vuelven un dúo y salen a lugares a la noche a encontrarse con gente en el mismo plan. Hay en Buenos aires lugares sórdidos, donde caen los primerizos y lugares más pro, con jabón líquido con olor rico.

La modalidad pareja abierta es la fantasía del celoso que es pícaro pero sabe que al final no le da el cuero y por eso se siente como un chico que escucha hablar de Disney pero solo llega a Mar del Plata.

Una manera de desinflamar los celos es sumergirlos en una bañera de morbo. En el balneario pareja abierta está lleno de celosos que se avivaron.

Claro que todo parece ideal visto desde la tribuna. El problema con esta clase de atletismo es que no sabes si es para vos hasta que salís a la cancha, con el cuerpo desnudo en otro lado.

Las parejas abiertas empiezan en el plano de la imaginación caliente compartida. En el Dirty Talking la gente se saca la careta y dice lo que en realidad desea.

Después la vida toma velocidad. Si repetís algo demasiado termina pasando. Los chapades a la antigua tienen que saber reconocer hasta cuándo tienen tiempo de bajarse de un bondi que va a la noche por el Metrobus amarillo del deseo.