Seguramente no haya una figura en los medios del interior tan presente en las agendas presidenciales como Mario Pereyra. Amigo personal del expresidente Mauricio Macri y enemistado con actual mandatario, Alberto Fernández, luego de un memorable reportaje durante la campaña presidencial, Pereyra fue sin dudas la mejor expresión de la centro derecha por fuera de los límites de General Paz.

Locutor, conductor y empresario de medios del interior logró hacer una hazaña imposible para cualquier medio no porteño, tener llegada a todo el país. Con su socio en el micrófono, Rony Vargas, y su socio en los económico, Gustavo de Fillipi, comenzaron a construir una red de estaciones a principios de los noventa, que llegó a temblar tras la sanción de la Ley de Medios.

LV3 y Radiodifusora del Centro hicieron que Cadena 3 se escuchara desde Ushuaia a La Quiaca pasando con la Ciudad de Buenos Aires con un mismo mensaje. Esa fue la visión estratégica. Llegó a tener uno de los segundos más caros de la radiofonía nacional.

Su llegada a Buenos Aires fue por debajo de cualquier radar mediático afines de la década de los noventa. No tuvo socios porteños, ni debió trasladar la sede de su imperio. Aunque sí construyó una corresponsalía grande en Buenos Aires. Con el tiempo, Cadena 3 llegó al dial de los colectiveros y taxistas porteños. Su capital fue siempre ese: el interior.

Ascendencia

Tal era la relevancia de Mario Pereyra en el tablero de medios que, hasta Alberto Fernández, sabiendo que se encaminaba a un territorio hostil y profundamente antikirchenrista, tuvo que hacer una parada obligada por los estudios de Cadena 3 durante la campaña presidencial.

La entrevista en el programa Juntos terminó siendo bastante bochornosa. Mario se dejó llevar por sus convicciones, pero le arrancó a Fernández una promesa que ahora resuena en los medios y quedó para los archivos. “No voy a cambiar la Justicia”, dijo el ahora presidente. Un archivo que por estos días cobre importancia.

Ayer Macri, con quien cenaba una vez al mes o siempre que venía a Córdoba, envió un mensaje Cadena 3 y llamó a Mario “su padrino”. En una de las entrevistas de la campaña del 2019 viendo la situación económica y le advirtió al aire al por entonces presidente -casi en tono de súplica- que si continuaba con su política iba a perder las elecciones. La derrota de Juntos por el Cambio era la derrota de su visión de país.

La influencia de Pereyra fue tanta que posiblemente el 70/30 que consiguió Macri en 2015 en Córdoba no se explique, entre otros factores, sin la potencia de su micrófono.

Opinión pública

Pereyra era el gran formador de opinión en Córdoba, pero su ascendencia se extendía en varios puntos del interior, más que nada en el noroeste argentino. Tenía como nadie la capacidad de blindar desde lo ideológico a un gobierno. Mientras sus críticas siempre fueron una sentencia.

Nuca ocultó sus convicciones. “Yo soy un tipo de derecha, un liberal en el buen sentido. Lo aclaro porque ahora pareciera que ser liberal es un delito… Estoy por la libre empresa, me siento cerca de Macri”, dijo en una entrevista concedida a Alfil en abril de 2014.

Lo que menos soy es peronista. Es terrible un partido que lo abarque todo, desde la derecha hasta la izquierda. Yo creo que tendría que haber cuatro o cinco partidos: uno de centro derecha, uno de centro izquierda, uno más radicalizado para un lado y otro para el otro, y si quiere un partido verde, ecologista. Así tendría que ser, con eso estaríamos mejor”, sostenía en la misma entrevista.

“Hoy, ese cariño popular eclipsa al perfil del polemista que, en el ejercicio de su profesión, entrevistó a Luciano Benjamín Menéndez en modo concesivo y, más recientemente, se refirió al dictador chileno Augusto Pinochet en términos empáticos”, escribió este domingo Germán Arascaeta un obituario en La Voz del Interior.

Perfil

En lo artístico tenía esa ductilidad de los grandes. Gran conocedor del tango y del folklore, catapultó desde Córdoba a muchos artistas que pasaron por los festivales de verano y hoy son figuras: Soledad, Luciano Pereyra, Abel Pintos, Los Nocheros, etcétera.

Dueño de un estilo frontal y confrontativo, en los últimos tiempos mostraba cierto delay con la revolución tecnológica. Pereyra no tenía Whatsapp y se ufanaba de ello. Durante más de 20 años lideró las mañanas de la radiofonía cordobesa de punta a punta.

“Se va el gran enmarcador en las disputas por el sentido en la Córdoba de las últimas tres décadas. Un framer. Su influencia fue tal que reducirla a la política sería miope, Mario Pereyra gravitó en el sentido común cordobés”, describió en un tuit el periodista, Ary Garbovetzky.

La centralidad de Mario Pereyra en la política cordobesa fue indiscutible. La consolidación de su imperio coincidió con el ascenso del peronismo al poder provincial. En 1999 el ex gobernador José Manuel de la Sota llegaba a la Gobernación. El PJ no abandonó desde entonces la Provincia.

Pereyra deja una vacío importante como generador y líder de opinión con llegada a todos los sectores. Murió este domingo a la madrugada a los 77 años. Tenía una visión de los medios y del sentido común únicos. Posiblemente su influencia y legado se lotearán. Pero Mario hay uno solo.