En los cálculos del Gobierno, se viene un trimestre negro. Entre abril y mayo, prevén los picos de la pandemia, con epicentro en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. El coronavirus azotaría, sobre todo, al centro del país, que se prepara con un "ejército sanitario" para paliar los efectos del brote. En junio, en la antesala del invierno, recién se registraría una tendencia clara a la baja. Siempre según las proyecciones oficiales.

A esa altura, habrá pasado la mitad de un año inédito. Cruel y devastador, de consecuencias impredecibles. Había arrancado con recesión y endeudamiento, para terminar con una parálisis total. El dilema que se plantea tarde o temprano en todos los gobiernos es: ¿salud o economía? Acaso sea una falsa dicotomía, o una justificación política a la hora de la toma de decisiones.

Se analiza en Olivos la idea de hacer una cuarentena "focalizada" en actividades o regiones, por ejemplo, aquellas provincias "libres de Covid-19" podrían salir antes del aislamiento obligatorio y ponerse a producir. Todo dependerá de la voluntad de Alberto Fernández, que se inclina por extender la cuarentena durante abril. Difícil le resultará moverse de su discurso inicial: "Si tengo que elegir entre la economía y la vida, elijo la vida".

Por estas horas el eje está puesto en reforzar el sistema de salud. Los insumos críticos son los respiradores y las camas en Unidad de Terapia Intensiva (UTI) para atender los cuadros más graves.

Antes del brote, la Capital Federal contaba en el sector público con 34 hospitales (de ellos, 14 de agudos), 4107 camas generales, 145 camas de terapia y 123 ambulancias y vehículos del SAME.

Para enfrentar la crisis en un distrito con 3 millones de habitantes, Horacio Rodríguez Larreta dispuso la incorporación de:

+ 180 respiradores.

+ 440 camas en hospitales.

+ 186 camas de terapia en hospitales.

+ 2091 camas en hoteles para casos leves, en un listado que incluye al Sheraton.

Lo mismo hizo Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, mucho más poblada, con 16,6 millones de habitantes, de los cuales 11 millones se concentran en el conurbano. En un relevamiento interno el gobernador contabilizó: 756 camas de terapia en hospitales provinciales, 566 en hospitales municipales y alrededor de 2000 en el sistema privado. Además, hay unas 14.000 camas generales de internación.

El "plan de contingencia", de acuerdo con fuentes oficiales, incluye sumar:

+ 981 camas de terapia en hospitales provinciales.

+ 500 camas de terapia en UPAs y hospitales modulares.

+ 927 camas de terapia en hospitales municipales.

+ 14.000 camas de aislamiento

Es decir, la provincia quiere llegar a más de 5000 camas UTI, con su respirador, entre públicas y privadas.

Al "ejército sanitario", se le suma el Ejército, sin metáfora.

Las Fuerzas Armadas tomaron un rol preponderante después del desmantelamiento que se produjo, paulatinamente, tras de la dictadura. Se verá cómo transitan esta prueba de fuego en los barrios más humildes del Gran Buenos Aires. Ya desembarcaron para dar apoyo alimentario en Quilmes, en La Matanza y el próximo destino es San Martín, en villa La Cárcova, a pedido del padre Pepe Di Paola. Los curas villeros estuvieron el miércoles en Olivos con Alberto Fernández y Máximo Kirchner. Fueron los primeros en exponer en la agenda pública que en los asentamientos la cuarentena es sólo una palabra.

El operativo desplegado para que los soldados lleven comida es propio de una guerra: un camión militar, una ambulancia, un móvil con cocina para la elaboración o las raciones (según sea el caso), y otros vehículos de custodia de la Policía Federal, y si no hay, de la Bonaerense. Es una imagen de disuasión, de imposición de orden, en lugares donde la violencia manda. "La gente los aplaude", cuenta un funcionario que participa de estas misiones.

El mapa de dónde se reparten los alimentos los determina el intendente del lugar. Y los militares van sin arma.

Los municipios se han convertido, a la vez, en "repúblicas independientes". Dictan toques de queda y bloquean sus fronteras, medidas ilegales que materializan en los hechos. "Están convirtiendo a La Matanza en un gueto sin camas ni respiradores", sentenció Miguel Saredi, peronista histórico que siempre combatió a Fernando Espinoza pero que hoy integra el comité de crisis del distrito. El "sálvese quien pueda" está flotando en el aire, más allá del espíritu colectivo y "anti grieta" que se impregnó al inicio de la crisis. Al final del camino, se verá cuál de los dos gana la pulseada.