Si tenés un laboratorio tenés que inventar el Rivotril para el miedo. Puede ser el laboratorio precario de un genio loco. O algo que pasa en un edificio vidriado de la calle Alem.

El miedo tiene la fuerza de lo que alerta. Un poquito está bien. El Rivotril del miedo va a servir para que no pase de la orilla, que sea solo los tres minutos que sirven para avivar.

En el consultorio de un psicólogo cognitivo hay un mapa de las emociones distribuidas en pelotas coloradas.

El miedo está al lado de la angustia, en el territorio de todas las cosas tremendas.

El Rivotril para el miedo

La angustia se atiende respirando hondo, poniendo toda la atención en algo que te gusta mucho y miras fijo y sobre todo, tomando dos gotas de Rivotril en el momento justo.

El profesional nunca hace un uso recreativo del Rivotril ni se excede en la medida. Lo quiere fresco en el cuerpo para cuando haya que parar la pelota con el pecho.

En la era del miedo vamos a necesitar ser valientes y una poción mágica para el momento tremebundo a las veinte horas.