El peronismo retuvo Río Cuarto y superó la incógnita sobre el impacto de la pandemia en gobiernos en tiempos electorales. Salvado este primer interrogante, el triunfo de Juan Manuel Llamosas se socializó entre las diferentes vertientes del PJ que acompañaron al intendente reelecto. Una necesidad que tenían los oficialismos, pero algunos más que otros. Pero fundamentalmente sirvió para revalidar la eficacia del acuerdo entre la Casa Rosada y el gobierno de Juan Schiaretti.

El domingo por la noche con el 98,92 por ciento de los votos escrutados, Llamosas se impuso con 41,02 puntos por sobre el candidato de Juntos por el Cambio Gabriel Abrile, que obtuvo el 35,23 por ciento de los votos. El dato técnico fue la escasa participación, que apenas del 50 por ciento, para un padrón electoral de más de 120.000 personas.

Luego de una semana complicada para el Gobierno nacional y sedientos de buenas noticias, varios funcionarios de primera línea de Casa Rosada encabezaron la legión nacional a Río Cuarto. Entre ellos, el ministro del Interior, Wado de Pedro, quien mantiene el diálogo con la provincia, y el titular de la cartera de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, pusieron en la noche del domingo un pie en el Imperio.

Por parte de la Provincia los enviados a celebrar el triunfo de Llamosas fueron el vicegobernador, Manuel Calvo, y el ministro del Gobierno, Facundo Torres. Schiaretti festejó por Twitter.

Calvo y Santiago Cafiero fueron quienes secundaron a Llamosas cuando se anunció el triunfo. La imagen es la síntesis del acuerdo Fernández- Schiaretti, que tuvo su primera prueba de fuego días atrás cuando se aprobó el impuesto a la riqueza. Los diputados del peronismo provincial acompañaron la iniciativa del Frente de Todos, que le generó al gobernador un contrapunto con el circulo rojo cordobés.

Río Cuarto se presentaba como una prueba de ensayo para testear en un escenario electoral dos grandes coaliciones y parece haber funcionario. Por un lado, Juntos por el Cambio logró conjugar bajo un mismo paraguas a la UCR, PRO y el Frente Cívico. Revalidó, luego del trauma en la elección provincial del 2019 cuanto se partió Cambiemos, un frente común en una provincia estratégica para los resultados nacionales de esa fuerza.

Por el otro el peronismo ponía en juego un ensamble que incluía a todas las vertientes posibles del peronismo en esas latitudes: delasotistas del sur, schiaretistas y kirchneristas. La duda sobre la eficacia electoral del oficialismo estaba puesta precisamente en este último elemento, sobre todo su componente simbólico en una región bastante refractaria Frente de Todos. Pero la Casa Rosada jugó fuerte y apuntaló con una dosis concentrada de obras el último tramo de la campaña local.

El pan peronismo demostró -si bien se trató de una elección local- que puede todo junto superar los 40 puntos en una elección. Se abre entonces el interrogante acerca de la posibilidad de la unidad de cara a las elecciones de medio término del año que viene, donde el PJ renueva dos bancas en Diputados y otra en Senadores y el kirchnerismo pone en juego uno sólo en la Cámara Baja.

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Para la Provincia el triunfo de Llamosas supone un alivio. Una derrota podría haber sido más que un trago amargo para el gobernador Juan Schiaretti, que viene sufriendo los embates de la pandemia. Llamosas ocupa un lugar en el recambio generacional al que esta obligado el PJ cordobés antes la imposibilidad del “Gringo” de ir por otro mandato en 2023.

Nacionalizar el triunfo fue para la Casa Rosada una necesidad. Aunque a nivel local no haya habido muchas ganas de compartirlo. Luego de varias semanas complicadas para Fernández, la victoria en Río Cuarto puede llegar a ser un analgésico para los dolores que sufre el oficialismo. Pero la inflación no se va.