Del otro lado de la General Paz pasan un montón de cosas, pero siempre parece que “no pasa nada”. Esta sensación suele aumentar si ponemos el foco en materia educativa. El sistema educativo de la provincia de Buenos Aires es difícil de comparar con cualquiera de los otros sistemas provinciales argentinos, ya que, por sus dimensiones y por su diversidad, es comparable con los sistemas más grandes del continente; San Pablo (Brasil) y Distrito Federal, (México).

La provincia de Buenos Aires representa el 40% del sistema educativo nacional, con casi 20.000 servicios educativos, 5 millones de alumnos y 300.000 docentes. Sólo con esos datos podemos observar que el sistema bonaerense, entre estudiantes y maestros, es mayor a la cantidad de habitantes porteños. Sin embargo, cualquier mínimo debate en la CABA logra ser instalado en los medios nacionales y en la opinión pública, mientras que lo que sucede en el resto del país atrae poca atención.

¿Tendrá esto que ver con las diferencias en materia de calidad educativa que existe entre CABA y el resto del país?

Revisando la historia reciente de nuestra educación podemos señalar algunos puntos para, tal vez, entender cómo estamos hoy. La fallida implementación de la reforma educativa a fines de los ‘90 en la provincia de Buenos Aires, con la mala gestión de la “famosa” EGB 1, 2, 3 y el Polimodal, logró hacer de una buena intención (extender la obligatoriedad de la escuela primaria y sumar más años de escolaridad) una catástrofe sin precedentes. Aún en el año 2016, más de 20 años después de su aplicación, quedan muchas situaciones sin resolver. Dicho sea de paso, la Ciudad nunca implementó la reforma del EGB y Polimodal.

La provincia de Buenos Aires arrastra una larga historia de malas decisiones en materia educativa en los últimos 30 años. Al igual que en la década del 90, en estos últimos años, con la pandemia ya corriendo por todo el país, la provincia de Buenos Aires vuelve a tomar pésimas decisiones que golpearon al sistema educativo, afectando la calidad en la enseñanza y el aprendizaje. Me cuesta comprender los motivos que llevaron a defender irracionalmente una cuarentena extrema a contramano de la evidencia que había en el mundo.

Después de un determinado tiempo, quedó demostrado que las escuelas no eran focos de contagio, y mucho menos los estudiantes, los niños y niñas, responsables de contagiar a los adultos, como se intentó instalar en varias oportunidades. Pudo haber sido desconocimiento del sistema (se hablaba de que las clases se dictarían por plataformas virtuales, sin comprender las posibilidades tecnológicas que tenía el territorio bonaerense) o desconocimiento del rol fundamental que tiene la presencialidad a la hora de incorporar saberes.

El daño en materia educativa es irreparable. Ni hablar de las consecuencias psicológicas y emocionales en los jóvenes: el diagnóstico es aún peor. El gobierno de Axel Kicillof, los sindicatos, la “patria pedagógica” y los medios de comunicación lo saben, aunque no lo digan en público ni se diga en voz alta.

La cuarentena educativa agravó todo. Los problemas de infraestructura se multiplicaron, ya que durante dos años o más no se pudo hacer mantenimiento. Los chicos y chicas no comprenden lo que leen y, en materia pedagógica y curricular, se decidió volver atrás injustificadamente. Se hizo en contradicción con las normas, desconociendo planes de estudios vigentes, afectando situaciones laborales de los docentes y coartando derechos fundamentales de los alumnos.

Pero como todo esto no pasa en la ciudad, no se dice, no se comenta. Mejor hacer silencio, que pase, sólo se sale a hablar y a opinar cuando el debate es en otra jurisdicción. No hay tomas, no hay marchas, no hay conferencias de prensa y mucho menos planteos de los que se hacen llamar “defensores de la escuela pública”. Antes, por lo menos, nos enterábamos de que existía el debate cuando había una paritaria docente, con el sindicalista de turno discutiendo con el gobierno de turno, reclamando y defendiendo sus posiciones. Ahora ni eso.

En la presentación del presupuesto 2023 de la provincia de Buenos Aires se recortó en términos reales más del 50% del presupuesto en infraestructura escolar ¿Se imaginan qué pasaría si sucediera en la capital? ¿Saben cómo va a impactar el recorte del presupuesto nacional en provincias como Buenos Aires, donde muchos de los programas socio-educativos dependen exclusivamente de esos fondos? 

La calidad del sistema educativo argentino no va a comenzar a mejorar hasta que toda la Argentina corra el velo de lo que está pasando en materia educativa del otro lado de la icónica y célebre autopista. Argentina no termina en la General Paz, pero para el debate educativo pareciera que sí.