2018 fue el año en que descubrimos que Allison Mack (una de las protagonistas de Smallville) había formado parte de una secta que terminó en un escándalo de tráfico sexual. Un año antes, su líder había sido apresado y los trapitos sucios de esta supuesta empresa de coaching empezaron a salir a la luz a través de medios como The New York Times y The Washington Post.

El documental empieza desde el principio y utiliza recursos similares a los que vimos en otras series de la temática como Wild Wild Country. Tomando como punto de partida los testimonios de algunos de sus sobrevivientes (como Mark Vicente, director de cine y documentalista) The Vow busca que el espectador pueda entender cómo funciona la creación de un culto desde sus inicios.

Así, se nos habla sobre el surgimiento de estos cursos de autoayuda que apuntan a una clase media acomodada que se encuentra en un punto crítico en sus vidas. Estancados con su trabajo, en crisis de pareja o infelices con sus decisiones, las personas llegan al coaching a través del boca en boca para encontrar respuestas y mejorar su autoestima.

Uno de los grandes aciertos del documental es que hay muchísimo material de archivo como clases dictadas por sus protagonistas, entregas de diplomas, conversaciones privadas y hasta entrevistas en donde el propio Raniere explica lo que se hace en sus talleres: “Es una metodología que le permite a la gente optimizar su comportamiento”.

El relato permite acompañar las anécdotas de los sobrevivientes con las imágenes y filmaciones caseras en donde se los puede ver con quince años menos. Incluso vamos a ver la primera vez que Allison Mack conoció a Raniere, uno de los momentos más impactantes de la docu serie.

La pareja de directores Karim Amer y Jehane Noujaim (nominados al Oscar por el docu The Square) explican cómo NXIVM trabaja bajo la estructura de estafa piramidal, es decir que sus participantes pueden ir subiendo de niveles y ocupando cargos de mayor relevancia dentro de la organización. Y como en este tipo de esquemas, siempre es clave reclutar gente nueva.

Es cierto que los primeros episodios son bastante reiterativos: se centran en mostrar los beneficios de formar parte de la organización en boca de sus víctimas, pero en este punto las versiones son todas muy parecidas entre sí y no aportan nada nuevo a la narrativa.

La cosa se pone interesante desde el tercer episodio, en donde empieza a verse claramente la manipulación a través del discurso de su líder y comienza a salir a la luz la existencia de un círculo interno de mujeres dentro de la organización llamada DOS (Dominante sobre sumiso). El grupo se comprometía a bajar de peso y a hacer todo lo que su ama les dijera que tenían que hacer. Ah, y eran marcadas como ganado con las iniciales de Raniere.

A pesar de pecar de redundante y de contar con un ritmo lento por momentos (hubiera funcionado mucho mejor con dos episodios menos), es interesante que The Vow ponga el foco en mostrar el aspecto psicológico de lo que lleva a una persona a caer en una secta y en las consecuencias que esto puede traer en su entorno cercano.

La semana que viene se estrena el último episodio sobre esta historia real cuya organización llegó a contar con más de 16.000 miembros.

Y si te quedás con ganas de más, te recomendamos Wild Wild Country, la apuesta de Netflix sobre el “maestro” gurú Osho y la ciudad utópica que fundó en el desierto de Oregón.