Asimetrías persistentes de la Argentina solidaria
Como parte de la nueva etapa, este año por primera vez funcionarios de íntima confianza de Alberto y Cristina Fernández se mostraban dispuestos a asistir a Expoagro, la semana próxima, en el autódromo de San Nicolás. A la presencia confirmada del Banco Nación, que durante el cristinismo estuvo ausente en la feria que organizan Clarín y La Nación, se sumaban la disposición de Luis Basterra y la de dirigentes que hace 12 años estaban tomados por la confrontación con el ruralismo.
Aún con las compensaciones anunciadas, la decisión de aumentar las retenciones a la soja del 30 al 33%, tal como lo autorizó la ley de diciembre pasado, pone a prueba los ánimos de conciliación que comparten las viudas de la Mesa de Enlace.
Corrió mucha agua debajo del puente y el contexto es otro, bastante peor, con más recesión, más pobreza y más deuda. Pero la soja sigue siendo la que define el humor en el mundo del agronegocio. Algunos, que eran piqueteros en el 2008, pasaron a ser fiscales de Cambiemos, se convirtieron en funcionarios o son concejales de la alianza opositora en sus pueblos agrícola-ganaderos.
La dirigencia del campo hoy es otra y está dividida como lo atestigua el caso de Eduardo Buzzi. Dependerá del peso del macrismo agrario que encarnan Luis Etchevehere, Ricardo Buryaile y Alfredo De Angeli, del ánimo de las bases no alineadas y de imponderables como las compras que China decida en función del coronavirus. Dueñas absolutas del negocio, las cerealeras miran el conflicto potencial a la distancia y buscan asegurarse sus márgenes de exportación.
Al beneficio gigantesco de no declarar las divisas que remitían al exterior durante la gestión Macri, le sigue el intento de conservar el impuesto en el 30% para la harina y el poroto de soja, un subsidio a la ganancia de las exportadoras.
Mientras busca evitar un choque, la Mesa de Enlace vuelve a alumbrar una zona para la que -como el de Macri- el gobierno de Fernández no tiene por ahora respuesta: los beneficios para las mineras, las petroleras y los bancos.
Si funcionarios como Nicolás Dujovne, con pasado en el Galicia, explicaban la debilidad amarilla por las entidades financieras, desde el peronismo cuesta más encontrar argumentos. Aunque el concepto de solidaridad se haya incorporado a las leyes y la burocracia, las desigualdades son elocuentes.
Las jubilaciones de privilegio resultan el caso más irritante para un sistema previsional que fija subas por decreto hasta nuevo aviso y ajusta a los que ganan apenas por encima de la mínima.
A los regímenes especiales de la corporación judicial, que dominan las pantallas, se suma el de la distinguida familia diplomática. Lo acaba de comprobar el excanciller Jorge Faurie que, como funcionario de carrera, ya tiene listo el cálculo de sus haberes: 450 mil pesos por mes, según el monto que ya llegó a las alturas del Palacio San Martín. Más allá de sus discutibles servicios, lo del ex jefe de Ceremonial de Carlos Ruckauf no es una excepción.

En Juntos por el Cambio lo saben porque Macri también tuvo en sus manos un proyecto para recortar los haberes del sector y, finalmente, no se animó a avanzar. Hoy un embajador de carrera en el exterior gana en promedio 13.500 dólares por mes, más de un millón de pesos cada 30 días, de acuerdo a la cotización del dólar solidario. En un destino C, como pueden ser Japón o China, un embajador puede percibir hasta 16.000 dólares y un secretario alzarse con un botín de 11.000 dólares. Para los no diplomáticos, las fuentes discrepan: mientras el gobierno habla de 8900 dólares por mes, en la oposición dicen 5000.
Muchísimo, de todas maneras, para una Argentina de salarios registrados que cayeron 8,4% en 2019 y perdieron 20 puntos con la inflación en la era Macri.
Exentos del pago de impuestos en el país al que son destinados, en residencias propias de una aristocracia congelada en el tiempo, los funcionarios del ministerio de Relaciones Exteriores sólo gastan en la comida y se sienten -con razón- como una casta superior. A su favor, argumentan que pagan Ganancias y que extrañan a su familia, algo que algunos resuelven casándose entre similares.
Exentos del pago de impuestos en el país al que son destinados, en residencias propias de una aristocracia congelada en el tiempo, los funcionarios del ministerio de Relaciones Exteriores sólo gastan en la comida y se sienten -con razón- como una casta superior.
La reforma que propuso la oposición y ahora Fernández toma como propia con más convicción que nadie, genera cortocircuitos en todos los ámbitos. Que lo diga sino el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello, que recibe las quejas de su esposa, la camarista previsional Victoria Pérez Tognola. Dicen en Tribunales que miles de expedientes iniciados por judiciales van a caer en el fuero de la Seguridad Social. Desde que CFK la nombró en 2009, Pérez Tognola no registraba tanta actividad a su alrededor.
Todo es nada, sin embargo, comparado con las ganancias de lo que el economista Carlos Leyba definió ante Jorge Fontevecchia como “la nueva oligarquía de los concesionarios”: “Son las nuevas fortunas argentinas. Ninguna tiene más de 35 años de origen. No son las fortunas de la oligarquía ganadera. Esta gente que tomó este poder hoy por hoy tiene una llave maestra en cuestiones como el tema de las tarifas o subsidios, el precio del petróleo, también en la cuestión de los bancos. Ese poder económico concentrado influyó enormemente en las decisiones políticas de los últimos años. Determinaron muchas cosas porque hay una suerte de conjuro entre el estancamiento del tipo de cambio y el beneficio de la oligarquía de los concesionarios. Es algo muy distinto de la vieja oligarquía ganadera, que tenía que competir con los socios de la corona”.
Único sobreviviente del equipo que diseñó el Pacto Social de José Ber Gelbard, Leyba aludía así a los beneficiarios principales de un aumento de tarifas que, según dijo Fernández en el Congreso, osciló entre 2000 y 3000 % entre 2015 y 2019. Mientras se reciclen como auspiciantes de la Argentina solidaria, las desigualdades serán difíciles de revertir.
FE DE TUS RATAS:
-“Hoy un embajador de carrera en el exterior gana en promedio 13.500 dólares por mes más de un millón de pesos cada 30 días, de acuerdo a la cotización del dólar solidario.”
NO PODÉS PAGAR EN PESOS EN EL EXTERIOR.
-“En un destino C, como pueden ser Japón o China, un embajador puede percibir hasta 16.000 dólares y un secretario alzarse con un botín de 11.000 dólares.”
JAPÓN NO ES C. CHINA, SIRIA, NIGERIA SON C. TE INVITO A MUDARTE A ESTOS PAISES. EL SUELDO DE UN SECRETARIO ES 50% A 60% DEL EMBAJADOR (NO TE DA 11MIL). Y SI ASÍ FUERA, ESE SUELDO SE DESTINA A VIVIENDA, GASTOS, MANTENIMIENTO DE LA PAREJA QUE TIENE PROHIBIDO TRABAJAR, GASTOS DE SALUD QUE CANCILLERÍA TARDA HASTA 2 AÑOS EN DEVOLVER, NO HAY NINGUN SEGURO DE SALUD, Y SI, AHORRO, PORQUE SI UNO NO PUDIERA AHORRAR UN PEQUEÑO MARGEN, NO SE MUDARIA CADA 4 AÑOS CON SUS HIJOS Y MUJER A ASIA O AFRICA.
-“Exentos del pago de impuestos en el país al que son destinados, en residencias propias de una aristocracia congelada en el tiempo”.
SOLO LOS EMBAJADORES DISPONEN DE UNA RESIDENCIA PARA USO OFICIAL. TODOS LOS OTROS RANGOS NO TIENEN ALOJAMIENTO PAGO NI NADA POR EL ESTILO. TAMPOCO TIENEN EXENCION DE IMPUESTOS, ESO SUCEDE EN MUY POCOS PAISES PORQUE ARGENTINA TAMPOCO LES COBRA. PERO TODOS LOS DEMAS SI PAGAN IMPUESTOS EN EL PAIS, EN ARGENTINA, GANANCIAS Y HASTA BIENES PERSONALES POR SUS CUENTA SUELDO EN EL EXTERIOR DONDE ESTÁ OBLIGADO A RECIBIR SU SUELDO Y PAGAR COMO SI FUESE UN INVERSIONISTA.
“Para los no diplomáticos, las fuentes discrepan: mientras el gobierno habla de 8900 dólares por mes, en la oposición dicen 5000.”
LOS NO DIPLOMÁTICOS EN EL EXTERIOR COBRAN MÁS QUE VARIOS DIPLOMÁTICOS Y NO PAGAN GANANCIAS. UN DIPLOMÁTICO PUEDE COBRAR 7MIL MENOS GANANCIAS Y UN NO DIPLOMÁTICO COBRAR 10MIL SIN PAGAR GANANCIAS.
Excelente respuesta. Me da vergüenza que el periodismo publique cualquier cosa sin conocimiento!!!
@Aclaraciones:
Más allá de las cuestiones técnicas que planteás respecto a los destinos C, etc., tu primer señalamiento (“no podés pagar en pesos en el exterior”) además de ser una verdad de perogrullo oculta el hecho de que muchos precios de bienes y servicios en Argentina están dolarizados (aunque se paguen en pesos) MIENTRAS QUE LOS SALARIOS DE LOS HABITANTES SON BAJÍSIMOS EN SU EXPRESIÓN EN DÓLARES.
Esa es una asimetría escandalosa, padecida por millones. No me parece justa, por lo tanto, la victimización de una minoría que cobra altos salarios en dólares, con el agregado de que, muchas veces, pueden acceder a bienes y servicios que en el exterior están mucho más baratos que en nuestro país.
Los sueldos en el exterior están basados en costos de vida según la ONU (que vale aclarar la ONU no incluye el costo de vivienda, que es un concepto extra y Argentina sí lo pone como dentro del sueldo). Aunque te parezcan altos, estos sueldos se relacionan con el costo de vida, no en habladurías o sensaciones. Dicho esto, nadie estigmatiza, pero las asimetrías se resuelven a la alza, mejorando los salarios estatales, como bien decis actuando sobre la dolarización de los precios de algunos productos, no atacando con desinformación o mentiras las condiciones de vida de un diplomático argentino, que distan mucho de la película que varios se hacen. Hay mucho desconocimiento y mala voluntad. Saludos.
@Todo bien:
Acuerdo completamente en que “las asimetrías se resuelven a la alza, mejorando los salarios estatales”. Yo también creo que siempre hay que aspirar a más y no a menos, pero la dura realidad socioeconómica que vive nuestro país debe ser considerada, más allá de los deseos personales. El capitalismo tiene sus implacables leyes económicas. Es un sistema muy cruel.
Entiendo lo que planteás sobre el costo de vida en el exterior, pero dada la situación de bancarrota en que se encuentra el país y el ajuste sobre las jubilaciones y salarios que ya se está implementando, me parece lo más justo distribuir los sacrificios entre todos los sectores y no sobre los más vulnerables (la falsa “solidaridad” proclamada por el gobierno sólo se le impone a éstos y no se le exige a otros).
En este sentido, creo que Relaciones Exteriores debería ajustarse, como así también el Poder Legislativo (de lo que nadie habla ni elabora proyectos de ley).
Es tristísimo que estemos debatiendo cuánto debemos resignar respecto a calidad de vida y niveles salariales, pero la realidad es que vivimos en un país pobre (“más allá de la película que varios se hacen” de una “Argentina Potencia” soñada y nunca realizada).
De todas formas agradezco el tono del debate, alejado de chicanas e insultos que nada aportan a la reflexión.
Cordiales saludos
Es realmente triste que se publique información distorsionada como la del artículo. Como funcionaria del SEN, me gustaría hacer mi pequeño descargo:
Mucha gente se imagina que el trabajo del diplomático es glamoroso y nos la pasamos de cockatil en cocktail. La realidad, es que ser diplomático implica vocación de servicio y amor a la patria. Muchas veces implica subirte a tu auto y manejar por horas para apoyar los productores argentinos en una feria, o para reunirte con los directivos de un hospital en el medio de la nada para intentar establecer un programa de cooperación que, además de curar niños de enfermedades que ya no deberían existir, va a significar venta de medicamentos argentinos en el futuro. Ni hablar si trabajás en un consulado, donde significa atender emergencias a toda hora, los 7 días de la semana, ir a audiencias, visitar argentinos en las cárceles, asistir a ciudadanos argentinos en casos de trata de personas, asesinatos, secuestros, fallecimientos, violencia intrafamiliar, catástrofes naturales, robos, accidentes, etc.
Es cierto que cobramos en dólares cuando estamos destinados en el exterior, pero no es cierto que nos den casa y gastos de representación. Con mi sueldo en dólares, yo pago un alquiler ridículamente caro porque no puedo vivir en cualquier lado. Vivo en una ciudad donde el índice de crimen es altísimo y tengo rejas ADENTRO de mi casa, para que si entran ladrones de noche no accedan a mi habitación y se queden en la cocina. Con mi sueldo en dólares, yo me tuve que comprar mi auto porque en esta ciudad no existe el transporte público y no se puede caminar por la vereda porque es peligroso. Ese mismo auto con el que me voy de misión manejando –muchas veces sola- a reuniones en países limítrofes o en otras provincias. Con mi sueldo en dólares, yo pago cada vez que voy al médico por cualquier consulta, porque en el exterior no tenemos obra social. Tenemos que pagarnos nuestras visitas al médico, nuestros remedios, nuestros estudios y nuestras operaciones. Y sí, Cancillería debería reintegrarnos los gastos, pero en promedio nos reintegran los gastos con un retraso de mínimo 6 meses, cuando nos reintegran, porque siempre hay alguna cosita que no te pagan.
Pero además de todo eso, ser diplomático es vivir lejos de casa, es ver crecer a tus sobrinos por whatsapp, es perderse asados, una birra después del laburo, abrazos, besos, cumpleaños, nacimientos y casamientos. Es no poder acompañar a tus seres queridos cuando se enferman y muchas veces no poder llegar a despedirte a tiempo porque no te alcanzan las horas. Ojo, también tiene sus cosas hermosas, porque experimentamos nuevas culturas, tenemos una “familia” de colegas ridícula donde nadie habla el mismo idioma pero todos nos ayudamos y nos bancamos a muerte, y a veces incluso tenemos la posibilidad de ayudar a compatriotas a cumplir sus sueños.
Personalmente, me considero una privilegiada. No por cobrar en dólares, sino porque trabajo de lo que me gusta, defendiendo los intereses de mi país. Estoy orgullosa de representar a mi patria.
Pobre. Vamos a hacer una vaquita para ayudarte entre todos.
Coincido con @Mariano
No ha lugar para la victimizacion. ¿Qué quedaría sino para los sacrificados docentes, cuyos salarios tampoco les permiten “asados” o “una birra después del trabajo”? Ni hablemos de sus paupérrimas condiciones de trabajo… ¿O acaso sólo “se defienden los intereses de la patria” en el exterior?
Felicitaciones Diego por tu tarea!
Cuánto mejor sería para todos los argentinos si los periodistas investigaran sobre lo que escriben y no repetir falsedades de sencilla comprobación.
Los comentarios anteriores brindan aclaraciones suficientes para desmentir y contextualizar la información relativa a los diplomáticos que el texto elige presentar.
Sin embargo, hay otro tema triste en la nota que es el campo semántico que elige el autor: “botín”, “casta”, “superiores”, “se casan entre similares”. Se presenta al Servicio Exterior no como un cuerpo de servidores públicos que ingresan al estado por concurso provenientes de los más diversos orígenes sino como una corporación. Se lo transforma, es más, en una casta privilegiada, incluso endogámica, (algo estadísticamente irrelevante en la realidad) para minimizar los sacrificios que significa vivir por largo periodos en el exterior y para reforzar la distancia con la sociedad.
Más allá de eso, es la descripción del estado que implícita que hace el autor y dónde posiciona las luchas que debe plantear el gobierno lo más llamativo. El estado está compuesto por un conjunto de corporaciones enquistadas y contra ellas hay que luchar. Estas son las asimetrías relevantes que no se historizan ni se explican pero en todo caso, parece, se resuelven emparejando para abajo en base a información parcial y mucho prejuicio.
Lamentable artículo sin ningún tipo de investigación sobre lo que escribe. Triste periodismo de cuarta.
Muy de acuerdo con este comentario. Gracias Diego por tu trabajo de excelencia. Los privilegios existen y todes tenemos algunos, hay que hacernos cargo. El tema es qué hay ciertos sectores que tienen privilegios potencialmente mayores que la mayoría, es hora de regular esto si queremos un país un poco mas justo
Te felicito, Diego. La ferocidad con la que te atacan en los comentarios dan cuenta de los intereses que tocas en tus notas y que rara vez escuchamos en los medios tradicionales. Abrazo.
Diego “cocina tortilla” como Perón. Vaya si “rompió huevos”. Me gustó la nota y el título es radiográfico. Adelante.
Que mentalidad retrógrada escribir y mucho peor publicar este artículo despotricando contra la “casta” diplomática . Queda en evidencia la liviandad en la pluma del autor acreedor de una visión miope y simplista . Pero bueno…. eso hoy paga .
Esta muy claro que cuando se tocan poderes e intereses muy arraigados y sectores que no quieren perder sus prerrogativas o privilegios, pase lo que aqui pasa, atacamos al “mensajero”, tratando de desvirtuar a la persona con ataques personales. Mas alla de la exactitud de los datos, en muchos paises es mas que suficiente 10.000 dolares al mes para vivir. Muchos vivimos em otros paises con muchisimo menos. Y por otra parte, el tema salud, al menos en España, es gratuito y universal. Veo que hay mas errores en los que corrigen que en lo que pretemdem corregir.
El sistema de salud gratuito es una excepción en el mundo. Hablemos con conocimiento de causa.
Me gustaría que encuentres un hospital gratuito donde te curen en África.
Por ley, todos los trabajadores deben tener obra social. Los diplomáticos aportan mensualmente pero su obra social queda en argentina. El estado incumple sus obligaciones al no darles cobertura de salud en exterior.