El Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) ubicó la inflación de agosto en un 4%, alcanzó el 54,5% interanual y quebró así el período de desaceleración que se transitó en los últimos meses.

La suba de precios de agosto se explica en la corrida cambiaria que se produjo luego de la contundente derrota de Mauricio Macri en las primarias del 11 de agosto, en conjunto con la devaluación del peso, que posteriormente provocó la implementación del control del cambio.

Esto representa un fuerte cambio de tendencia respecto a la desaceleración de los meses de mayo, junio y julio. El año comenzó con una inflación del 2,91%, en febrero fue de 3,77%, en marzo 4,68%, en abril 3,44%, en mayo 3,06%, en junio 2,72% y el último dato difundido hasta había sido de 2,2% en julio.

De acuerdo al Indec, los alimentos y bebidas no alcohólicas aportaron la mayor incidencia sobre la variación mensual de agosto 2019 en todas las regiones de la Argentina.

Efecto pos PASO y quiebre del proceso de desaceleración: inflación del 4% en agosto

Agustín Etchebarne, economista y director de Libertad y Progreso, explicó en diálogo con El Canciller que el porcentaje no sorprende porque la Argentina tiene, desde 1995, un “promedio anual de 53% de inflación. El proceso de desinflación era un programa de corto plazo que no resolvía los problemas en sí y claramente ahora se ve re afectado por las PASO”.

“Al caer la demanda del peso, se acelera la inflación. Lo vemos en el aumento del tipo de cambio que luego se trasladó a los precios y por eso tenemos una nueva aceleración de la inflación”, dijo y agregó: “esto va a continuar en septiembre, porque a mediano plazo el problema de la inflación no está resuelto”.

De cara a las generales de octubre, el economista detalló que todavía “no hay ningún programa de estabilización definitiva, ni ningún programa de gobierno. Estamos en una situación muy delicada y posiblemente explosiva, si no se hace rápidamente algún programa de gobierno completo que genere una estabilización primero y la posibilidad de crecer después”.

Efecto pos PASO y quiebre del proceso de desaceleración: inflación del 4% en agosto

Por su parte, Manuel Adorni, analista y consultor económico, indicó a este medio que "lo que veníamos viviendo hasta las PASO era una expectativa de que el dólar iba a quedar planchado en $46 hasta al menos octubre, o sea que teníamos tres meses por delante con una moneda planchada. Así, veníamos de una desaceleración de la inflación que estaba tocando un piso, pero que nunca se iba a lograr bajar del 2,5% porque del otro lado tenemos el problema de las Lebac y esa promesa de emisión futura".

En este marco, detalló que tras las primarias, con la "estampida del tipo de cambio, también cambiaron las expectativas y entramos en una espiral donde no solo la suba del dólar hizo que no haya precios en la economía sino que cada uno, dentro de la remarcación de precios, contempló el riesgo que se tomó para después reponer la mercaderia".

"En temas monetarios los problemas siguen siendo los mismos de antes de las PASO. Hubo un cambio de expectativas, pero el problema estructural que tenemos con la inflación lo vamos a seguir teniendo y ahora se va a espiralizar porque de todas las medidas que se escuchan, de quien sería el futuro presidente, no hay ninguna en pos de controlar la inflación, porque de lo único que se habla es de un acuerdo social y de precios", concluyó.

Por último, Alejandra Fernández Scarano, economista y miembro del Centro de Economía Política (CEPA) fue en la misma línea que Adorni y Etchebarne. En diálogo con El Canciller, aseguró que "la devaluación luego de las PASO provocó un fuerte rebote en los precios y se acelararon los aumentos de los alimentos a pesar de las medidas de "alivio" que terminaron desfinanciando a las provincias y no dando los resultados esperados. Incluso, los funcionarios reconocieron que la tasa cero de IVA se tradujo en una rebaja promedio del 0,9% en los 14 productos seleccoopmados de la camasta".

El Índice de precios al consumidor (IPC) mostró que mientras los precios en general acumulaban en el año un 30% de aumento, en alimentos y bebidas fue del 33%. "Esto perjudica a los sectores más vulnerables que destinan una proporción mayor de sus ingresos a la compra de alimentos", concluyó Fernández Scarano.