Primero fueron dos patovicas. Uno, claramente identificado como seguridad privada de Rose in Río. El otro, de "civil". Fue el sábado, alrededor de la 1.30 de la mañana. Volvieron a los pocos segundos, en busca de refuerzos. Y allí cruzaron la Costanera Rafael Obligado varias decenas de ellos, dispuestos a reprimir a golpes la protesta de los habitantes de los asentamientos de la zona, que se queja del descontrol habitual a la salida de la disco.

Todo duró alrededor de 15 minutos, hasta que intervino un patrullero solitario de la Policía de la Ciudad, que logró disipar los violentos incidentes.

Violenta batalla campal entre patovicas y vecinos de asentamientos de Retiro a la salida de un boliche de Costanera

Los patovicas, acompañados de algunos relacionistas públicos y empleados del lugar, rompían veredas para hacerse de municiones para la batalla delante de cientos de personas que hacían la fila para entrar al boliche incrédulas de los que estaban viendo.

La calma volvió después de diez minutos de trompadas, patadas y piedrazos, con la intervención de los efectivos policiales y el regreso victorioso del ejército de patovicas, mandados -según dicen- por los dueños del lugar, que prefirieron no hacer comentarios sobre el tema.

Pasado el momento más áligo, un diminuto tarjetero de Rose in Río se quejaba de que "siempre pasa lo mismo" y acusaba a los vecinos del asentamiento de "venir a robar" los autos de los visitantes de la disco.

Violenta batalla campal entre patovicas y vecinos de asentamientos de Retiro a la salida de un boliche de Costanera

Del otro lado, la versión es bien diferente. Los vecinos se quejan de que la situación por culpa del boliche está "fuera de control" y la situación de violencia se da "cada sábado", provocando incluso accidentes sobre la propia Costanera.

No es la primera vez que Rose in Río, propiedad de Emprendimientos Costanera, queda vinculado a un caso de discriminación. El año pasado recibió varias denuncias por su particular forma de seleccionar quiénes pueden entrar al lugar y quiénes no.

El caso más recordado fue el de Agustina Ríos Martínez, quien incluso realizó una presentación en el INADI, luego de que le negaran la entrada por considerarla "gorda". "Toda mi vida me banqué insultos, gritos por la calle, chistes de gordita, rellenita, pero ¡no dejarme entrar por mi aspecto físico a un boliche! Fue lo peor que me pasó hasta ahora", declaró en su cuenta de Facebook.