Con la economía estabilizada con dólares del Fondo y a sólo un mes las PASO, Jaime Durán Barba sabe que aún tiene una batalla difícil por delante. Después de 15 años al lado de Mauricio Macri, el ecuatoriano reconoce que perder el invicto está entre las posibilidades y que, para ganar, Juntos por el Cambio deberá ir a pescar votos a una pileta de desencantados con el expresidente de Boca, pero también con su principal adversaria, Cristina Kirchner.

Los números que manejan Durán Barba y Marcos Peña reflejan por qué está prohibido cantar victoria antes de tiempo: este lunes, una encuesta de Management & Fit arrojó que Macri y Fernández están en un empate técnico de cara a las PASO: mientras que el peronista tiene un 39,9% de intención de voto, el líder del PRO ostenta un 38,2%. La diferencia mínima está dentro del margen de error del estudio (2,2%). Pero el dato más relevante es que cuatro de cada cinco votos va a parar a alguno de los dos candidatos. 

El voto difícil, la apuesta amarilla para una elección ¿con definición en primera vuelta?

Los números de M&F. Fernández supera a Macri por 1,7%.

En este sentido, en la cumbre de Juntos por el Cambio en Parque Norte, el jefe de Gabinete reconoció que el escenario electoral se polarizó antes. A su vez, el ecuatoriano admitió que "no es imposible que la elección se resuelva en primera vuelta”. En concreto, de acuerdo al sistema electoral argentino, si el candidato ganador supera el 45% de los votos, se convierte en presidente evitando el balotaje.

 

La otra cara de la moneda es que, conquistando una parte del "voto difícil”, tanto el kirchnerismo como el Gobierno tienen posibilidades de ganar en la primera vuelta. En esta carrera el oficialismo corre en desventaja: cualquier encuesta le arroja a Alberto Fernández una intención de voto superior al 40%, por lo que tiene un "mercado electoral” de diez puntos para conseguir cinco. Macri tiene que buscar más de 8 puntos para evitar el balotaje. 

Anatomía de los difíciles 


El voto difícil, explicó Durán Barba, está compuesto por un electorado que "no ve bien a Mauricio ni a Cristina”. "Es un votante que podría elegir a un candidato más por oposición a otro que por adhesión. Sobre esos votos tenemos que trabajar”, agregó. 

Peña también aportó definiciones: "Es un grupo que tiene en la cabeza un dilema: votar a Mauricio o a Cristina. Claramente, en términos de valores, de deseo de país, están más cerca nuestro porque nos han votado muchas veces en la segunda vuelta. No quieren volver atrás, pero las dificultades económicas los alejaron y tienen muchas dudas sobre si es posible o no el cambio”, explicó.