La crisis golpea una y otra vez a los argentinos. En el último tiempo la pobreza alcanzó al 33,6%, el desempleo se encuentra al borde de tocar los dos dígitos y la inflación interanual llegó a 54,7%. En este marco, la imagen de Mauricio Macri se encuentra en caída libre y se registraron bajas en la confianza hacia el Gobierno y la percepción sobre la capacidad oficial.

Para tratar de salir del pozo, el Gobierno lanzó una serie medidas económicas que tienen por objetivo contener los precios e impulsar el consumo. El paquete incluye beneficios fiscales para las pymes y un acuerdo con empresarios para mantener los precios de 60 productos esenciales. Por otra parte, la no disposición de nuevos aumentos de tarifas de servicios públicos para este año –solo los que están sujetos a la órbita del Gobierno Nacional.

Se lanzó, además, una nueva ronda de créditos de Anses, una nueva red de descuentos para sus beneficiarions y un nuevo llamado del Plan Procrear. Las malas lenguas dicen que también se estaría cerrando la reincorporación de Orlando Barone a la TV Pública.

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Curiosamente, las nuevas medidas aplicadas por Cambiemos son muy parecidas a las que impulsó la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner durante su última gestión. Mirá de quien te burlaste, Mauricio.

De todos modos, la gran diferencia radica entre que una cosa es tomar una serie de decisiones que formen parte de un plan integral que tenga por objetivo incentivar el consumo interno y el crecimiento de la economía y otra muy distinta son estas decisiones improvisadas del oficialismo y que solo son válidas hasta octubre. Es decir, hasta las elecciones, claro está.

Los primeros análisis hacen suponer que el lanzamiento de estas medidas tienen un fin electoralista. Sin embargo, si tenemos en cuenta el contexto y lo contingente de los anuncios, sería muy difícil suponer que pueda mover significativamente el amperímetro electoral.

Una cosa es un plan integral para incentivar el consumo interno y el crecimiento de la economía, y otra muy distinta son estas medidas improvisadas del oficialismo y que solo son válidas hasta octubre (las elecciones).

Lo cierto es que el paquete anunciado por el oficialismo en realidad tiene como finalidad contener la crisis. A partir de la asunción de Macri, la contención del Estado hacia los más vulnerables ha ido mermando significativamente.

En la actualidad, producto de la crisis y la falta de reacción del Gobierno, la sociedad argentina está en un punto de ebullición. La crisis social es extrema y si no se actúa rápido el estallido es inminente.

Volver al pasado: operativo contención

Lamentablemente, el presidente y su equipo no atacan la cuestión de fondo –misma fórmula que se repitió en otros temas– y optan por un maquillaje coyuntural que no hace más que posponer el problema para el futuro.

En el mientras tanto, el oficialismo intenta contener a los que menos tienen con las mismas medidas que tanto criticó y así comprar un poco de paz social para llegar a octubre con la candidatura de Macri en pie.


En definitiva, Macri estuvo cuatro años repitiendo incansablemente que los argentinos eligieron no volver al pasado y termina echando mano a políticas del pasado para llegar con aire a las elecciones. Y mira que ironía, querida.