“Hace un año dije ‘reparemos el tejado ahora que brilla el sol’. Hace seis meses señalé que se avecinaban tormentas. Hoy el tiempo está cada vez más 'inestable'”. La metáfora encadenada que Christine Lagarde utilizó hoy para describir la situación de la economía global generó escalofíos en más de un integrante del equipo económico de Mauricio Macri. Fue en la Cámara de Comercio de Estados Unidos, a días de la Asamblea de primavera del Fondo Monetario Internacional, que se celebrará en Washington.

La directora del FMI advirtió que la economía mundial se encuentra en un “momento delicado” y explicó que “el crecimiento mundial ha estado desacelerándose, en gran medida debido al aumento de las tensiones comerciales y al endurecimiento de las condiciones financieras en el segundo semestre de 2018”. Mal augurio para la economía argentina, que según el propio oficialismo depende casi exclusivamente del Fondo, como afirmó anoche Marcos Peña en una entrevista.

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A pesar de la advertencia, Lagarde no vaticina una recesión mundial en el corto plazo. Por el contrario, consideró positivo el efecto de la decisión de la Reserva Federal estadounidense (FED) de no subir las tasas. “Se prevé que la actividad económica mundial se beneficie del actual ritmo más paciente de normalización monetaria por parte de los principales bancos centrales y de un mayor estímulo, por ejemplo, en China. Estas respuestas de política han respaldado la distensión de las condiciones financieras y el aumento de los flujos de capital hacia los mercados emergentes, donde las monedas se han fortalecido frente al dólar", analizó la jefa del Fondo.

Sin embargo, aclaró que el repunte previsto del crecimiento mundial a finales de este año será "precario", ya que es "vulnerable a diversos riesgos a la baja" como "las incertidumbres relacionadas con los países, como el Brexit, y las incertidumbres más amplias, como los elevados niveles de deuda en algunos sectores y países, las tensiones en torno a la política comercial y la sensación de intranquilidad en los mercados financieros".

Fue entonces cuando lanzó el aviso al que más atención le prestaron en la Rosada: "Si el endurecimiento de las condiciones financieras fuera más marcado de lo esperado, podría generar graves dificultades para muchos gobiernos y empresas en términos de refinanciamiento y servicio de la deuda, lo cual podría amplificar los movimientos del tipo de cambio y las correcciones en los mercados financieros".

Llevado a términos políticos, las declaraciones de Lagarde coinciden con una idea a la que ya se resignaron en el oficialismo: deberán afrontar las elecciones de agosto y octubre en medio de tensiones monetarias y financieras que podrían complicar no solo los pronósticos económicos sino las chances de Macri de ser reelecto, en especial ante la aparición de Roberto Lavagna, el ministro de Economía que renegoció la deuda heredada por el kirchnerismo.

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Es, también, el análisis que hizo Gabriel Torres, referente de Moody's para la calificación de Argentina. "En cualquier otro país, la aprobación de Macri no llegaría al 5%", sostuvo en diálogo con Minutouno, y consideró que el presidente debe agradecérselo a la "grieta". "Un grupo de personas tomó la decisión de que no quiere volver a lo que consideran malo. No se fijan en el resultado de ahora, en la recesión ni en la inflación de casi 50%. Priorizan no volver al pasado", explicó.

No obstante, Torres dejó en claro que para los mercados lo mejor que puede pasar es que Cambiemos continúe en el poder, porque advierten que es el único espacio político que se compromete a cumplir a rajatabla con lo dispuesto por el FMI. "Si gana un candidato que dice que romperá con el Fondo Monetario Internacional (FMI), es muy negativo", señaló, en referencian a un posible triunfo de Cristina Kirchner.