Santiago Echeverría jamás hubiera imaginado que el 8 de noviembre de 2017 disputaría su último partido oficial en una cancha de fútbol. Tras pasar de manera fugaz por Boca Juniors, forjarse como profesional en las categorías de ascenso y alcanzar la Primera División con Huracán, el defensor central había desembarcado en Independiente de Medellín y a sus 27 años gozaba de un presente inmejorable. 

Sin embargo, una ingesta de carne vacuna le cambiaría la vida: en un control antidoping, dio positivo por consumo de boldenona, un esteroide que le inyectan a las vacas para aumentar su masa muscular. 14 meses después, se entrena en Talleres de Remedios de Escalada y pide trabajo por Twitter para llevarle un ingreso a su familia.

En los primeros días de 2018, incrédulo, el argentino consiguió un abogado y solicitó la contraprueba, que ratificó su culpa. ¿El dictamen de la entidad rectora del fútbol colombiano? Cuatro años de suspensión. En junio, el club lo dejó libre y desde entonces, su único objetivo fue demostrar su inocencia.

"Desde que me avisaron el resultado adverso, me presenté dos veces nada más en Medellín, para firmar unos papeles legales. Mis días en Colombia consistían en despertarme e ir al gimnasio solo", le cuenta Echeverría a El Canciller.

Luego de realizarse múltiples estudios, recurrir a científicos y toxicólogos, constató que la boldenona era un denominador común en el país cafetero. Meses después, un caso análogo conmocionó al deporte colombiano y terminó por corroborar su teoría, cuando a Fabián Puerta, campeón mundial de ciclismo de pista en la categoría Keirin, le detectaron el mismo componente en sangre. El Comité Olímpico Colombiano tomó cartas en el asunto y encomendó pesquisas al Instituto Agropecuario Colombiano, que descubrió que en una de cada cuatro muestras de carne analizadas se había encontrado la sustancia prohibida.   

La institución madre del deporte emitió un comunicado para alertar a todos los deportistas, ya que la carne vacuna es un alimento constitutivo en la mayoría de las dietas, pero para el zaguero argentino, que sigue sin recibir ninguna respuesta de las autoridades, la novedad no significó avance alguno en su lucha.

"La ley colombiana no tiene una fecha límite para responder cada instancia legal, uno puede estar esperando dos años que le resuelvan algo porque se les ocurre a ellos no decidir. Me parece que es algo de la edad de piedra, deberían cambiarlo como país. Me dicen que yo no demuestro cómo me contaminé cuando está bien especificado cómo pasó", se descarga el futbolista.

En este sentido, según la ley de la Agencia Mundial Antidopaje -AMA-, en su defensa el acusado debe mostrar cómo se contaminó; Echeverría presentó el ticket del restaurant en el que consumió la carne, el testimionio del dueño del lugar y aseguró en su descargo que ingirió la boldenona sin saberlo.

Por cuestiones legales, hasta que no se conozca la sentencia no puede trabajar en ninguna institución relacionada al deporte, sin importar cuál sea el área. Por eso en los últimos días solicitó ayuda por las redes sociales, de manera desesperada. 

"Hace dos semanas dejé de entrenar porque la cabeza no me daba para más. Fue todo muy duro desde lo psicológico. Todos los días, en lo único que he pensado es en cuándo me va a llegar la inocencia a las manos, porque yo soy inocente. Por más que hoy yo esté buscando trabajo, que vaya a comer con mi familia, que entrene, que me junte a tomar una cerveza con mis amigos, en lo único que pienso es en cuándo me van a dejar hacer mi trabajo y le van a dejar de pegar con un palo en la cabeza a alguien que no hizo nada malo", concluye, y aguarda confiado de que obtendrá justicia.