Mientras el equipo económico de Mauricio Macri le rinde cuentas a la misión técnica del Fondo Monetario Internacional para conseguir nuevos desembolsos por US$11.000 millones, los coletazos de una recesión sin fecha de vencimiento se palpan con dureza en las calles: en enero, más de 2.500 comercios minoristas cerraron sus puertas en la Capital y el conurbano bonaerense.

Según la Encuesta Semestral Económica -E.M.E-, confeccionada por los 120 colaboradores de la ONG Defendamos Buenos Aires y el Estudio Especializado Miglino y Abogados, en el primer mes del año el Área Metropolitana de Buenos Aires tuvo, en promedio, 82 negocios menos cada día.

El magro cóctel de 2018, que incluyó una devaluación del 100% de la moneda nacional, la inflación más alta desde 1991 y una caída en el salario real cercana al 15%, impactó de lleno en el consumo minorista. En este escenario, los sucesivos aumentos en las tarifas públicas se hicieron imposibles de solventar para los propietarios.   

En diálogo con La Red, Javier Miglino -titular de la ONG Defendamos Buenos Aires-, aseguró que los comercios en Buenos Aires "dan trabajo directo a cuatro personas, incluido el propietario. De este modo, podemos establecer haciendo un promedio de pérdida de empleos, que en este mes de enero fue de 10.144 personas".

Por otra parte, el Ministerio de Trabajo y Producción informó que entre noviembre, diciembre y enero fueron registradas 7.666 desvinculaciones sin causa, lo que significa 90 despidos cada 24 horas. Así lo notificaron las empresas involucradas, en base al decreto 1043 que promulgó la cartera a mediados de noviembre del año pasado, en el que les solicitó a las compañías informar sobre las cesantías.

A la espera de las cifras de la tasa de desempleo correspondientes al último trimestre de 2018 -las publicará el INDEC en marzo y entregarán los peores registros, producto de la corrida cambiaria suscitada a fines de agosto-, el Gobierno se anota una nueva preocupación de cara a una campaña proselitista que se avecina complicada.