El Gobierno nacional no tendrá ninguna novedad para mostrar en materia económica de cara a las elecciones presidenciales. Mientras aguarda por el repunte del segundo trimestre que pronosticó el Fondo Monetario Internacional y cruza los dedos por la permanencia de la estabilidad cambiaria, Jaime Durán Barba comenzó a pergeñar una campaña con foco en la polarización.

Cimentado en las encuestas que indican que, a excepción de una eventual candidatura de Roberto Lavagna, ningún presidenciable opositor concita más apoyo que Cristina Fernández de Kirchner, el estratega de Cambiemos elaborará los actos proselitistas puntualizando en el bastión gubernamental de la Seguridad y en la lucha contra la corrupción y el narcotráfico.     

Con caída de la actividad económica pronosticada en 1,6% por el organismo multilateral de crédito, inflación proyectada en un 32% -pese a la merma respecto al 47,5% del año anterior, supera ampliamente el 23% que estipuló el oficialismo en el Presupuesto- y el índice de pobreza más alto de la década, el Ejecutivo tendrá la difícil misión de ser reelecto en un contexto de plena recesión. Por este motivo, la campaña no comenzará temprano.

Con la economía en la trastienda, planea Durán Barba una "campaña corta" con eje en Cristina

Luchador de múltiples batallas electorales, el ecuatoriano ya cumplió el primer objetivo de convencer a María Eugenia Vidal para que unifique los comicios de su distrito con las nacionales, y parece estar próximo a concretar su segunda meta: dirimir las riendas del país en un balotaje entre Mauricio Macri y la expresidenta.

De cara a un eventual segundo mandato, Macri no sólo deberá enfrentar una coyuntura adversa en las calles y en el Parlamento, sino que se le avecinarán los vencimientos de la deuda. Esa no será tarea de Durán Barba, quien, en ese caso, ya habrá terminado su trabajo.