Ni Macri ni Cristina. Humberto Tumini convirtió hoy en hashtag el lema electoral tácito que comparte con el peronismo alternativo y el FIT y escaló al segundo puesto entre las tendencias de Twitter, pero será un fracaso en las elecciones por una sola razón: el electorado argentino no se divide en tres.

Un tercio -aproximadamente- se inclina por la expresidenta, es cierto. Y otro tercio -también grosso modo- opta por Cambiemos (Macri o Vidal, según las encuestas), también es cierto. Pero el tercio restante no tiene una identidad política homogénea. Por eso es imposible que un candidato (o una propuesta electoral) consiga captar en ese océano la cantidad de votos necesaria para romper la polarización. Es cierto, como dicen Tumini y los peronistas alternativos, que ese espacio no tiene un candidato competitivo que los represente. Pero tampoco quiere tenerlo.

A ese falso tercio en realidad sería mejor definirlo como un conjunto de pequeñas fracciones como 1/9, 3/18, 2/25, y así. Pero, claro, también es más difícil. Ese falso tercio está compuesto por peronistas y radicales disconformes comn el kirchnerismo y con Cambiemos -respectivamente-, pero también por comunistas, fascistas, neonazis, anarquistas, ultraliberales y otras identidades políticas e ideológicas minoritarias. También hay eternos votantes en blanco y electores errantes, que no se identifican con ningún partido y, en general, manifiestan desinterés por la política. En ese falso tercio están, por ejemplo, los que votaron a la Cristina del 54% y al Macri del 51%.

El PJ alternativo y la falacia electoral del "tercer tercio"

Por esa razón es que se torna virtualmente imposible para un candidato conseguir el apoyo de mayoría de ese tercio suficiente para ir a la segunda vuelta, y la idea de la ancha avenida del medio se vuelve una quimera: no es ancha ni es una avenida. No se puede proponer, a la vez, mano dura y garantismo. Tampoco bajar impuestos y subir retenciones, privatizar Aerolíneas y estatizar la banca, etcétera. Como un imán, la misma propuesta que haga un candidato atraerá a un puñado de votantes de ese falso tercio y espantará, a la vez, a otro.

Lo que sí es cierto es que ese falso tercio está, más o menos, dividido en dos por una categozación política que algunos creen extinta: izquierda y derecha. Al menos así se manifestó en la reñida segunda vuelta de 2015. Según publicó hoy Clarín y pudo confirmar El Canciller, Durán Barba divide al electorado en cuatro categorías: voto duro, voto blando, voto posible y voto imposible. Hecha esa división, el equipo del ecuatoriano estima que en el falso tercio hay, todavía, más votantes posibles de Cambiemos que del kirchnerismo, como ocurrió en la segunda vuelta de 2015. En los términos no extintos, más votantes "de derecha".

El PJ alternativo y la falacia electoral del "tercer tercio"

Eso explica, por ejemplo, la "derechización" del Gobierno en las últimas semanas, con propuestas de mano dura, baja de edad de imputabilidad y un discurso contra los inmigrantes, agenda que comparte con Miguel Ángel Pichetto, uno de los candidatos de Alternativa Federal que busca captar al mismo electorado. En el kirchnerismo, el todavía candidato Agustín Rossi juega en espejo: propuso desde un principio conformar una amplia alianza electoral que llegue incluso hasta el Frente de Izquierda. Un dato no menor: en la última encuesta de Poliarquía, con el escenario actual Pichetto y Rossi tienen una intención de voto del 1%

Durán Barba cree que la candidatura de Cristina Kirchner devolvería al electorado a un escenario similar al de 2015, a pesar de las dificultades económicas y del derrumbe en la imagen del presidente. Pero también sabe que es una apuesta riesgosa: los números, igual que en la economía, están mucho más ajustados.