"Pero la puta que me parió. Dos cosas le había pedido Julio De Vido a su mujer, Lali, antes de entregarse en prisión: que le cuidara a las palomas y que no se olvidara de poner de titular a Viruta Vera, de Colón. Esto último no pasó. Y Vera facturó por duplicado.

El ex ministro de Planificación Federal, detenido por distintos quilombos con la Justicia, reparte sus horas entre el Gran DT, un extraño intercambio epistolar con Jorge Sampaoli y pequeños ratos -minutos, en realidad- de Poringa, la aplicación de música que es furor entre los jóvenes.

En el Gran DT, De Vido dirige al Eterno Retorno FC, un equipo uruguayo a nombre de una sociedad offshore en Islas Vírgenes, cuyos jugadores participan, pero dentro del convenio del sindicato de porteros, lo cual ha generado algunas protestas de los principales editorialistas de Clarín.

Y mientras espera una ampliación presupuestaria de 100 millones de dólares para poder incorporar a préstamo a Carlos Auzqui, el ex ministro se escribe asiduamente con el entrenador de la selección argentina, Jorge Sampaoli, quien suele utilizar su rico vocabulario para enviar señales de apoyo entre líneas al campo popular o para justificar derrotas: "Bueno, creo que esta no victoria nos estimula para definir un sistema propicio para acumular posibilidades de ganar el próximo partido”.

De Vido no suele entender las cartas de Sampaoli, pero igual le responde. "Bárbaro, en general. "Uy, ¡muy bueno!, algunas pocas veces. Es que sus múltiples actividades dentro de la prisión le quitan tiempo para los correos. Un rato en Poringa, para ver qué hay de nuevo en el mundo amateur, y largas mateadas con Juan Krupoviesa y el paraguayo Carlitos Amarilla le llevan la mayor parte del día.

El ex ministro recibe visitas muy cada tanto: su familia vive lejos, la mayoría de sus amigos duermen en otros pabellones y sus ex compañeros tienen miedo de que los dejen adentro. La persona que más contacto tiene con él es su CM, que le actualiza las cartas de Facebook.

Quienes mejor lo conocen, aseguran que espera salir pronto en libertad para disfrutar de la "humilde vida que llevaba desde que había sido elegido diputado. "Julio quiere volver a su humilde vida, con su humilde piso en Barrio Parque, su humilde caserón en el country y sus humildes inversiones millonarias a nombres de choferes y mucamas, explicó una fuente que prefirió mantener el anonimato, pero que tiene un bigote muy grosso y perdió las elecciones a gobernador de la provincia de Buenos Aires. En el 2015.