Todavía no se expresó sobre si será o no finalmente candidato a presidente de la Nación. Roberto Lavagna habla poco en público y pasa sus días en Pinamar, se reúne con políticos, empresarios y dirigentes y afirma que aún es temprano para anunciar si finalmente pegará el salto a la carrera presidencial para terminar la polarización -o grieta- que protagoniza el escenario hace años.

Dos datos lo perfilan como un candidato fuerte para barrer la polarización. Es el número uno entre los empresarios, preocupados por la causa de los cuadernos y por una economía que no rebota, que es cara para invertir y que está sometida a los vaivenes de sus propias vulnerabilidades. Pero no es lo único que lo perfila como el redentor entre peronismo y praxis económica: las encuestas lo muestran como el único verdadero problema para Macri y la lógica duranbarbista.

Aunque el actual presidente cae en imagen e intención de voto y la expresidenta Cristina Kirchner sube en los sondeos, cuando se analiza el ballotage, el líder de Cambiemos suele aparecer mejor parado gracias a los votos de los que pondrían cualquier boleta en la urna menos una kirchnerista. La profesía de las encuestas se rompe con Lavagna: aunque pierda en primera vuelta, el ballotage lo muestra como un imán de votos de pesificados, jubilados, industriales, empresarios e incluso sectores ligados al campo.

El hombre que dirigió la cartera económica en los años de Néstor Kirchner, los de mayor bonanza, equilibrio y poca inflación de este siglo, aparece hoy como el economista capaz de surfear la crisis argentina: no solo terminar con la grieta entre Macri y Cristina, sino además esquivar el iceberg del default al que se dirige el país por el endeudamiento voraz, la falta de dólares, la recesión económica y la poca actividad industrial.

Fogoneado por un sector del peronismo que no tiene votos, empresarios y algunos gremialistas, Lavagna aún es resistido por sectores kirchneristas, que aseguran que lo quieren en la unidad pero que no le da el piné para competir con la dos veces presidenta, mucho más conocida y con mayor intención de voto que el economista. Es claro que, si quiere tener alguna chance en 2019, Lavagna necesitará la venia de Cristina. En ese punto entra una pregunta crucial: ¿Quién es más importante? ¿El candidato que tiene los votos o el que tiene las chances de ganarle a Macri?