River Plate es el nuevo campeón de la Copa Libertadores. En un partido inédito en la historia del fútbol mundial, venció 3 a 1 a Boca Juniors en tiempo suplementario y se alzó con su cuarto trofeo continental ante más de 62.000 personas que colmaron el estadio Santiago Bernabéu.

Luego del escándalo en el Monumental que obligó a trasladar la Superfinal a la ciudad de Madrid y 28 días después del primer encuentro en La Bombonera, el Millonario se volvió a imponer dentro del campo de juego sobre su eterno rival, extendió su extraordinario raíd en competencias internacionales con Marcelo Gallardo y se clasificó para jugar el Mundial de Clubes en Abu Dhabi. 

Previo a coronar su mejor trabajo, River no la pasó bien. Durante 65 minutos, el Xeneize le cerró los caminos y luego de que Darío Benedetto cristalizara un letal contraataque y abriera el clásico con una gran definición, Boca manejó los tiempos del partido. 

Sin embargo, Gallardo -que debido a la sanción que le aplicó la Conmebol debió ver la final desde un palco- volvió a ganar el duelo a partir de las variantes. Apenas iniciada la segunda mitad, prescindió de su estandarte Leonardo Ponzio, mandó a la cancha a Juan Fernando Quintero y cambió la dinámica del juego. Tras una gran combinación de Palacios y Nacho Fernández, Pratto igualó las acciones y llevó la final al tiempo extra.

La expulsión de Wilmar Barrios en el comienzo del alargue dinamitó la estructura férrea que había pergeñado Guillermo Barros Schelotto y a partir de allí River fue un aluvión, pero no logró romper el cerco rival hasta que Quintero, en la segunda parte del tiempo suplementario, venció la humanidad de Esteban Andrada con un zurdazo exquisito.

El cierre del partido fue el show que los simpatizantes de todo el mundo fueron a buscar. Boca, con nueve jugadores por la lesión de Fernando Gago, arremetió con envíos al área y un remate de Leonardo Jara en el último minuto rozó el palo derecho de Franco Armani, quien segundos después rechazó un centro de Pavón y propició el gol de Pity Martínez, que le dio rienda suelta a la locura.

River fue un incuestionable campeón. De los seis equipos argentinos que avanzaron a los Octavos de Final, fue el único que lo hizo como ganador de grupo. Y en las series eliminatorias, la especialidad del Muñeco, sacó a relucir su categoría: se cargó a Racing e Independiente casi sin sobresaltos, ganó un partido memorable ante Gremio en Brasil y cerró el cuento de ensueño ante las narices boquenses.