Lo que se preveía como una fiesta, derivó en barbarie. La inédita Superfinal de la Copa Libertadores se empañó luego de que un nutrido grupo de hinchas de River Plate atacara con adoquines y botellas al micro que trasladaba al plantel de Boca Juniors hacia el Monumental.

A menos de una semana de la cumbre del G20, el Ministerio de Seguridad volvió a exhibir impericia en su intento por contener agresiones violentas, tres días después de que la Policía de la Ciudad fuera salvajemente vulnerada por barrabravas de All Boys, en un partido correspondiente a la Primera B Metropolitana. 

Dos semanas atrás, Patricia Bullrich había relativizado la magnitud que representaban las finales. "Los partidos entre Boca y River son algo menor", aseguró, en alusión al imponente operativo que se desplegará para el encuentro de los líderes mundiales en Costa Salguero. 

En este sentido, quien le salió con los tapones de punta fue Mariano Closs, al advertirle que "si no pueden organizar un partido en un estadio, no van a poder con el G20 y las máximas autoridades del mundo".

"¿Nadie sabía el recorrido del micro?", se preguntó el relator, y dejó entrever la negligencia de los organismos de seguridad, que hicieron pasar al vehículo que transportaba a Boca por una esquina minada por hinchas de River.

Cabe destacar que el encuentro solamente contará con hinchas locales. Cuando se confirmaron los finalistas, un mes atrás, Bullrich había garantizado la seguridad para que los simpatizantes xeneizes millonarios pudieran asistir a los estadios en condición de visitantes

Ante los incidentes suscitados en la intersección de las Avenidas del Libertador y Monroe, la titular de la Fiscalía en lo Penal Contravencional y de Faltas N°6, Adriana Bellavigna, inició una investigación de oficio.