Como desde hace varios años, no hay sorpresas en los nombres que asesoran a Mauricio Macri en lo jurídico-político. Son varios y con distintos roles y estilos. Esta semana, después de la ¿derrota? en el Consejo de la Magistratura, se vislumbraron varias grietas entre oficialistas línea Macri y los oficialistas radicales.

El secretario de Legal y Técnica, Pablo Clusellas, el asesor presidencial José Torello y Fabián Pepín Rodríguez Simón conforman la primera línea de consulta directa, el primer anillo de seguridad del Presidente. Un poco más lejano, pero no por eso menos efectivo (sino todo lo contrario) está Daniel Angelici, presidente de Boca. El team, en lo formal, podría cerrarse con Germán Garavano con un rol (claramente) institucional y Bernardo Saravia Frías, procurador del Tesoro, en algunos detalles.

Hay que dejar algo claro. En los números, nada cambia para el Gobierno en el Consejo. Sigue con ocho votos, entre oficialistas y los que cuenta como aliados, lo mismo que tuvo este tiempo. La molestia viene desde el sector radical y la impotencia de no haber conseguido el noveno voto, el que le permitiría acceder a la mayoría especial sin necesidad de negociar demasiado.

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La jugada de la oposición, entonces, representa un golpe mucho más político que práctico. Y si el Gobierno puede recostarse en esa seguridad es por la estrategia que trazó Angelici durante este año, el gran ganador dentro de toda la interna y a quién Carrió, misteriosamente, dejó de atacar. Fue el Presidente de Boca quién se puso al hombro las elecciones de abogados para el Consejo. El otro que cimentó parte de esa línea de acción fue Clusellas.

La responsabilidad de lo que pasó con los consejeros de Diputados (porque en Senadores existió la chance de dejar al peronismo con un solo representante pero no prosperó) fue, como mucho, mala lectura de la parte más política del tándem, aunque es ingenuo creer que no se la veían venir. Algún malintencionado recordará el fracaso de Pepin con el ingreso de los jueces por decreto o con el fallo de la Corte por tarifas, aunque no son del todo equiparables.

Lo cierto es que durante todo 2019, el oficialismo contará con representantes de la oposición más dialoguistas. Nadie puede negar el rol netamente de combate de Rodolfo Tailhade, que se contrapone con lo que podrían llegar a representar Wado de Pedro y Graciela Caamaño. La otra duda es como articulará la oposición sus votos. ¿Podrán Miguel Ángel Pichetto y Wado estar de la misma vereda?

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Lilita quería un lugar en el Consejo. Mario Negri, de la UCR, quedó afuera. Son claramente los verdaderos derrotados, los que son dejados de lado en un año electoral donde el Consejo puede servir como disparador de ciertas estrategias (combate contra "la impunidad", negociación de algunos puestos clave). 

Toda la situación es observada de cerca desde Talcahuano 550, cuarto piso. Allí, Pepin tiene diálogo directo con el flamante presidente de la Corte Suprema, Carlos Rosenkrantz. El Máximo Tribunal tiene para resolver una causa que podría cambiar el Consejo: convertirlo, por ejemplo, en una mesa de 20 miembros donde la Corte estuviera representada por Rosenkrantz o ir por el lado de los proyectos que le dan mayor preponderancia a jueces y abogados.

La otra de las claves es el reparto de las comisiones. No es lo mismo contar con un propio que con un opositor. ¿Llegará Pichetto a la comisión de Acusación, la encargada de mandar a juicio político a los jueces, de ponerles una multa o un apercibimiento? El otro asiento importante es la de Selección, de donde emergen los nombres de los jueces que quieren ocupar un juzgado.