Día a día, la plataforma Uber gana adeptos tanto del lado del conductor como del de los pasajeros. Habilitada y operando en Mendoza para funcionar y con un pie listo para hacerlo en Córdoba, la app de viajes despliega una flota muy numerosa en el Conurbano bonaerense y permite viajes más baratos en tierras hostiles a las que los taxis no llegan y sólo funcionan algunas remiserías. Mientras continúa el intento por conseguir la habilitación en la Ciudad, la plataforma gana peso en todos los lugares aledaños.

Uber lleva adelante una expansión sin precedentes en el Conurbano, mientras tanto, en la Ciudad aumentan los montos de las multas y se endurecen las reglas contra la aplicación. Sin embargo, los usuarios hacen caso omiso a las regulaciones y los permisos que el Gobierno intenta implementar: la plataforma ya cuenta con más de un millón de usuarios activos sólo en el Conurbano y 70 mil choferes, lo que equivale a la mitad de la población de La Matanza.

Los motivos por los cuales los habitantes del Conurbano eligen Uber son variados: en primer lugar, la app es más barata que un remis, que durante años monopolizaron el mercado de viajes en algunas zonas y podían fijar precios sin competir. Además, los usuarios aseguran que tener los datos del conductor y poder enviar los del viaje a sus conocidos la hace más segura. En tanto, el sistema de calificaciones dentro de la app obliga a los propios choferes a comportarse con profesionalismo.

En tanto, sostienen que la oferta de remises es baja, es decir, que tardan mucho en llegar, que muchas veces no quieren ir a determinados lugares por cuestiones de seguridad y, para hacerlo, piden cobrar un excedente que decide el propio conductor. 

Al día de hoy, Uber tampoco está regulado en la provincia de Buenos Aires. En agosto el diputado Guillermo Castello (Cambiemos) presentó en la Legislatura bonaerense un proyecto para legalizar el servicio, lo que le valió discusiones internas con su bloque y la amenaza de taxistas de La Plata.

Por el momento, el proyecto no alcanzaría estado parlamentario. Y Uber sigue sin reglas y en crecimiento. Al ser imposible dar marcha atrás a la app, lo que sucede es que los conductores cobran en efectivo, en lugar de tarjeta, y acumulan importantes deudas con la compañía, que sólo les cobra a través de los créditos que le da a los pasajeros y con los viajes de turistas que pagan con tarjetas internacionales. Algunos choferes acumulan pasivos de hasta 50 mil pesos con Uber.

A pesar del éxito que se da en municipios como Vicente López, San Miguel y La Matanza, la gran apuesta de la plataforma sigue siendo la Ciudad de Buenos Aires, donde ya se instaló entre los usuarios pero aún no cuenta con el aval del Gobierno para operar, lo que a veces genera episodios de inseguridad por “venganzas”  de los taxistas.