Blindado ante una crisis permanente que no conmueve a sus votantes, Mauricio Macri sólo enfrenta dos riesgos que pueden arrebatarle la reelección. Que Elisa Carrió diga finalmente basta y rompa la alianza gobernante, indignada ante el desinterés del Presidente en la lucha contra la corrupción, único activo diferencial que conserva Cambiemos. O que el espacio de Cristina Kirchner logre ampliarse hacia un acuerdo mayor con un dirigente de votos propios -pocos pero decisivos- como Sergio Massa o con los gobernadores no kirchneristas que anuncian el camino de la unidad.

El análisis pertenece a Federico Aurelio, el director de la consultora Aresco, una de las pocas que encarga mediciones semanales y tanto el oficialismo como la oposición peronista coinciden en atender. Si no aparece un cisne muy negro, el fracaso económico de Macri no redundará en un éxodo masivo y la interminable saga de la corrupción kirchnerista con cuadernos incluidos no afectará a los votantes convencidos de la ex presidenta.

Tres años después, pese a los funerales prematuros que le organizaron, CFK está viva, el peronismo poskirchnerista no nació y la oposición tiene su suerte atada a la voluntad de la doctora. Por más que duela, para los que la rechazan sólo existe la opción Macri. 

Si encontrara un beneficio concreto y los argumentos políticos, Sergio Massa sería el único capaz de alterar por sí solo el tablero electoral y darle la victoria a la mayoría fragmentada de la oposición, como parte de un pankirchnerismo de nuevo tipo. Hoy no parece y el año electoral está a la vuelta de la esquina, con un calendario que arranca en marzo en Catamarca, sigue en abril en Entre Ríos y Neuquén y suma en mayo a la estratégica Córdoba.

“Hoy nadie convence mejor a los mercados que Macri y nadie convence mejor a los que menos tienen que Cristina".

Así las cosas, Macri y Cristina se encaminan a una batalla a todo o nada en 2019, desde el piso alto de su núcleo duro de feligreses. Dos mundos opuestos, donde la grieta es sinónimo de clase. “Hoy nadie convence mejor a los mercados que Macri y nadie convence mejor a los que menos tienen que Cristina. Intención de voto similar, con composición exactamente inversa. Los que más tienen con Macri y los que menos con Cristina, los más grandes con Macri y los más jóvenes con Cristina, el Gran Buenos Aires con Cristina y las otras grandes ciudades con Macri. Nadie que la esté pasando muy mal económicamente y recuerde que hace poco llegaba a fin de mes con Cristina puede pensar en no votarla y confiar en Urtubey”, afirma Aurelio.

El encuestador ve con nulas chances al peronismo del medio y advierte que el Plan Vidal que agita el Círculo Rojo está lejos de ser la panacea porque la gobernadora no mide tanto más que Macri y porque su candidatura implicaría perder la provincia de Buenos Aires. Un reemplazante de una potencia similar a la de María Eugenia hoy no está disponible en la góndola de Cambiemos.

Para Aurelio, MM y CFK pueden ganar la elección del año que viene, pero hay segmentos y lugares a los que ya no pueden volver. Cristina no puede regresar al mundo del mercado, los inversores extranjeros y los inversores locales, algo que el Gobierno explotará con acciones de campaña en la recta final. Macri, en cambio, no puede recuperar la confianza de los pobres. “Con todo lo que están sufriendo en su gobierno, el Presidente tiene niveles de desgaste altísimos entre los que menos tienen, tanto en imagen como en intención de voto”.

Con polarización extrema y ausencia de opciones nuevas que sacudan la paridad, hoy resulta imposible que, a último momento, suceda lo que se anunció en 2015. El sueño de un peronismo adaptado que se entienda bien con Macri, se ofrezca como recambio y consiga la aceptación popular no supera el universo del deseo.

El sueño de un peronismo adaptado que se entienda bien con Macri, se ofrezca como recambio y consiga la aceptación popular no supera el universo del deseo.

La unidad opositora podría darse si CFK se automargina de la carrera presidencial y designa un delegado para pelear en la interna del PJ, con altas chances de ganar. Según las mediciones de Aurelio, cualquier candidato que ella elija retiene gran parte de su caudal de votos. “El candidato de una interna peronista que tenga el apoyo explícito de Cristina es el ganador de la interna. Ella tiene esa capacidad, mayor a la que tuvo Lula con su candidato. Si Macri no llega a 40, le alcanza para ir a un balotaje”.

La doctora podría competir en provincia contra la gobernadora o mirar la campaña por televisión, con la tranquilidad de que su electorado permanece fiel. Que el espacio de Unidad Ciudadana gane, sin embargo, no está asegurado. “Le recomendaría a los dirigentes de la oposición que dialoguen y lleguen a un acuerdo, si quieren impedir que Macri se quede cuatro años más. No es sencillo. Para eso deberían ir creando un relato de acercamiento entre los que tienen votos y no lo están haciendo”, apunta Aurelio.

Si eso no sucede, se dará la escena que anuncian Marcos Peña y Jaime Durán Barba. Que la mayor parte de la sociedad se resigne a votar otra vez por lo menos malo, para evitar la pesadilla de la permanencia de Macri o el regreso de CFK. Si nada vuela antes por los aires, la Casa Rosada apostará también a los fierros del Estado y la posibilidad de un rebote económico que corone la paz de los cementerios en la antesala de los comicios. Alguien que convenza a los mercados y logre ser digerido por los mortales, la gran utopía del Círculo Rojo, eso es lo que no existe y -parece- no existirá.