Maite Lanata es una joven actriz de 18 años, oriunda de Quilmes. Pudimos verla en “El Marginal”, “El jardín de bronce”, “El elegido” y, actualmente, en la novela “100 días para enamorarse” en donde interpreta a Juan, un chico trans que atraviesa el proceso de nacer como niña y convertirse en varón. Esta semana la revista Caras tuvo a la actriz como protagonista de su reportaje central, y la fotografió con vestido de fiesta, pelo corto y un brazo levantado en donde se observa el vello de la axila crecido. A simple vista, podemos pensar que se trata de otro gesto para alimentar la polémica en las redes sociales, pero lo cierto es que la rebelión contra la depilación es una bandera que vienen llevando en alto las generaciones de mujeres más jóvenes como reacción al estereotipo. 

Las jóvenes se rebelan ante la depilación y llegan a las tapas de las revistas

Fuente: revista Caras.

Inevitablemente, tenemos que preguntarnos: ¿Para qué sirve la depilación? En el libro “La salvación de lo bello”, el filósofo coreano Byung Chul Han reflexiona sobre la obsesión moderna por las superficies pulidas y lisas como representativas de la belleza. En ese concepto podemos agrupar desde las esculturas del artista Jeff Koons y los IPhones hasta los cuerpos depilados. Según el filósofo, lo pulido genera un efecto inmediato de placer óptico. Ahí no hay distancia contemplativa ni negatividad, sino aprobación inmediata. Lo que define qué es bello no es el objeto mismo ni tampoco el observador, ese acuerdo se da en la relación entre ambos en un momento histórico definido. 

En una época en donde las mujeres están cuestionando mandatos y estereotipos, desde la indumentaria hasta las relaciones interpersonales con los hombres, la decisión sobre su maternidad, la relación con el poder y la lucha por sancionar la despenalización del aborto; en un momento en donde los hombres también están atravesando el proceso de deconstrucción de los mandatos, cuyos ojos han sido educados para admirar las superficies pulidas y los cuerpos depilados, para hacer gala de una supuesta masculinidad anclada en ideas como la fortaleza, la estabilidad económica y la disposición sexual ¿Sigue teniendo sentido la depilación? 

Las jóvenes se rebelan ante la depilación y llegan a las tapas de las revistas

La tapa de la revista Caras tiene algunos elementos curiosos para reflexionar. La edad de la actriz es representativa de una generación que encarna la fluidez de género, que le huye a las etiquetas, que no precisa la seguridad del mote para construir su subjetividad. “No descarto enamorarme de una mujer” reza el titular de la revista, y la bajada de una nota que le hicieron para un medio neuquino afirma que con esta tapa “Maite sumó un nuevo disgusto a su abuelo Roberto que detesta el personaje que interpreta en la novela”. Brecha generacional. 

Las jóvenes se rebelan ante la depilación y llegan a las tapas de las revistas

Fuente: Twitter.

Pero lo más curioso de esta declaración de principios es que, mientras las mujeres más jóvenes se cuestionan este mandato heredado decidiendo, en muchos casos, no obedecerlo, cada vez se impone más entre los hombres la moda de la depilación masculina. Parece que la tendencia comenzó en el deporte. Empezaron tímidamente los nadadores y los corredores de bicicleta, pero en los últimos años se sumaron los deportistas de todas las disciplinas. En la final del US Open que jugó el domingo pasado Juan Martín del Potro contra Novak Djokovic, me permití observar las flamantes piernas depiladas del jugador argentino, que venía resistiendo la imposición depilatoria en esa zona. El ex jugador de primera división, Nicolás Burdisso, comentó hace pocas semanas en el programa de televisión “Podemos hablar”, que en el vestuario los jugadores que no se depilan son víctimas de cargadas por parte del resto. Entonces, ¿es casual que las publicidades de las empresas de depilación estén protagonizadas por hombres como “Pico” Mónaco y “Poroto” Cubero?

Las jóvenes se rebelan ante la depilación y llegan a las tapas de las revistas

Fuente: El Sol.

Es innegable que el modelo de masculinidad que proyectan las celebridades deportivas funciona como un aspiracional para los hombres que lo consumen, y que, al estar asociado a la buena alimentación, la salud y el bienestar, otro mandato de la época, tiene buena predisposición para funcionar. 

Sumado a que nos hemos alejado de las ideas que asociaban a los hombres que usaban aritos o pelo largo con la homosexualidad (recordemos a Daniel Passarella y su prohibición a los jugadores de su equipo), y que la metrosexualidad también es bienvenida en esta nueva etapa de fluidez, todo parece indicar que el nuevo mandato invita a moverse por un abanico de opciones menos claro, pero también menos opresivo.