Cercano al radicalismo, Grupo Clarín y a Mauricio Macri, Carlos Rosenkrantz reemplazará a Ricardo Lorenzetti y tendrá a su cargo la presidencia de la Corte Suprema de Justicia. Lejos de ser la pata judicial del imperio de Héctor Magnetto, su afinidad con los poderosos es más peligrosa que la de un empleado encubierto: lo hace por convicción y nadie dibuja su firma en un papel que él no haya leído antes. Según la abogada Graciana Peñafort, el jurista no es ningún improvisado y encarna a un liberal que no cree en los derechos económicos ni sociales, pero sí, y religiosamente, en lo que yace en la letra chica de cualquier contrato.