Sumido en su papel conciliador con el ala política opositora al Gobierno, y en vísperas del cónclave del martes en el que negociará con los gobernadores para sellar el Presupuesto 2019 que contiene los lineamientos del Fondo Monetario Internacional, el ministro del Interior, Obras Públicas y Vivienda, Rogelio Frigerio, volvió a reconocer al sector de la oposición que garantiza la gobernabilidad, a la vez que defendió la autoridad de Mauricio Macri en medio de la recesión económica.

En una semana en la que se reunió con los ministros de Hacienda provinciales, y en la que ya había agradecido el "gran apoyo por parte de la mayoria de los dirigentes de la oposicion" durante una conferencia de prensa del Presidente en Mendoza, el titular de la cartera del Interior reiteró el mensaje estratégico y de reconocimiento hacia el peronismo dialoguista ante la certeza de que la aprobación parlamentaria de la ley presupuestaria se traduce en un requerimiento vital para alcanzar el equilibrio fiscal.

En esa misma línea, consideró de manera enfática y en varias oportunidades que la situación económica y social que atraviesa el país es compleja y difícil. "La situación difícil exige que vayamos al equilibrio más rápido de lo pensado. Y entonces tuvimos que echar mano al comercio exterior, que nos parece una mala idea, pero por un tiempo hay que echar mano a eso. Y debemos suspender por un tiempo algunas rebajas de impuestos que implementamos el año pasado", aseveró, en alusión al regreso de las retenciones a las exportaciones.

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Su aparición con el traje de bombero se produce en el marco de una devaluación de la moneda que atenta contra los pesificados, la fuerte retracción de la construcción y la industria -baluartes del crecimiento de la economía hasta aquel fatídico mes de abril- y la filtración de un comunicado de Hacienda que alertaba por una contracción del 2,4% del PBI y una previsión de inflación anual del 42%.

Días atrás, Frigerio había manifestado que el Gobierno cometió "errores no forzados", en tanto que también se había acoplado a las declaraciones del gobernador de Salta, Rodolfo Urtubey, al afirmar que "no nos creen ni los mercados, ni la gente". Aunque no eludió el contexto adverso, apuntaló la confianza en Macri, a quien ya había mimado tras la poda del Gabinete.

En cuanto al tópico de la oposición mediadora, el ministro destacó que la Casa Rosada dialogó más que ningún otro gobierno, en un mensaje que pareció ser una respuesta al líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien en la semana había reclamado por la exigua comunicación que el Ejecutivo sostiene con dichos sectores. Las declaraciones cruzadas se dan en un contexto en el que el tigrense pergeña junto a Pichetto una gran interna peronista, al tiempo que asomaron rumores sobre una potencial reunión con Macri.

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Por último, el funcionario ratificó el fortalecimiento de la alianza Cambiemos y desestimó las figuras del sindicalista Hugo Moyano y el piquetero Luis Delía. Así, intentando contrarrestar una crisis que no parece ver luz al final del túnel, Macri utiliza a su principal eslabón para apaciguar a los detractores, inmerso en las turbulentas aguas en las que navega su Gobierno.