Si bien finalmente se realizaron pocos cambios de nombre en el Gabinete de Mauricio Macri, el fin de semana furioso en la Quinta de Olivos mostró la peor cara de la política: en plena crisis, radicales y el núcleo duro del PRO se peleaban por los cargos que podrían quedar vacantes un día después. La mesa del Presidente se convirtió en un centro de lobby donde todos buscaban beneficiar a sus sectores. En esa puja de poder donde reinaba el nerviosismo, el ahora secretario de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere dio la nota.

Como miembro del elenco que se reunió con Macri el fin de semana para diagramar el esquema de ajuste que le devuelva al Gobierno algo de confianza ante los mercados y asegure los desembolsos del FMI en el año electoral, Etchevehere militó con capa y espada para que sus amigos del agro no sufran, pero no lo logró: de esa mesa, salió una nueva suba de retenciones al campo, incluida entre las recomendaciones del FMI.

Entre el lobby sojero y el proyecto del Gobierno: el conflicto de intereses de Etchevehere

De todos modos, el entonces ministro ya había allanado parte del terreno y la medida que anunció Nicolás Dujovne no tomó por sorpresa a ningún sojero. El viernes, 48 horas antes del anuncio, tal como adelantó ElCronista, las cerealeras anotaron 8 millones de toneladas de trigo, maíz, derivados de soja y otros cultivos para adelantarse a las palabras del ahora ministro de Economía. Ante el hermetismo de las reuniones de Macri con los funcionarios, todos apuntan a Etchevehere como quien le filtró a los suyos el golpe que recibirían dos días más tarde.

Etchevehere ya había allanado parte del terreno y la medida que anunció Nicolás Dujovne no tomó por sorpresa a ningún sojero.

A pesar de que renovó su lugar en el Gabinete para una segunda temporada -y pese a haber perdido poder porque su ministerio pasó a ser una secretaría de Producción-, Etchevehere se ve envuelto en un conflicto de interés. Cuando le tira huesos al campo, atenta contra la viabilidad del plan económico del Gobierno que él ocupa. De todos modos, si el programa amarillo sale mal, el dólar vuela y beneficia a sus amigos exportadores, y el proyecto reelección perece, siempre puede volver a cultivar.