En un contexto económico más estable, la causa de los cuadernos de las coimas habría calzado justo en el plan de Mauricio Macri para conseguir su reelección. Los escritos de Oscar Centeno serían un diamante en bruto para la estrategia de campaña que deberá diagramar Jaime Durán Barba. Sin embargo, la estructura de corrupción que investiga la justicia golpeó no sólo al Gobierno caducado del kirchnerismo, sino también a la casta empresarial que no conoce de renovaciones y cuyos también ocupan el centro de la escena en los contratos de Cambiemos.

En ese sentido, la economía en terapia intensiva sufre de más ante cada coletazo externo y la causa de los cuadernos aparece en un mal momento para el Gobierno, como un lujo que no puede darse. Las principales empresas implicadas en el escándalo, que son a su vez las firmas de máxima envergadura nacional en materia de construcción, caen en picada en Wall Street y en el Merval y sus CEOs salen desligar a las compañías que dirigen de los sobornos que pagaron para asegurar los contratos de la obra pública de la última década.

Las hecatombes internacionales afectan también a los números argentinos, expuestos a cualquier golpe debido a un déficit que se financia con deuda.

Unida a los cuadernos de Centeno, las hecatombes internacionales afectan también a los números argentinos, expuestos a cualquier golpe debido a un déficit que se financia con deuda y a una deuda que se financia con más deuda, todo en un contexto en el que la plata fácil se acabó y los dólares se resguardan en las economías seguras. Toda la amalgama configura la peor de las hipótesis para el Gobierno: el 2018 es un año perdido y la carrera electoral será adversa.

Las corridas cambiarias y el aumento de los precios de este año se verán reflejados en las tres cifras más importantes para el Gobierno: la pobreza, la actividad económica y la inflación. El trío configurará una cóctel pesimista: la cantidad de pobres amenaza no sólo en crecer, sino en superar a la heredada por el kirchnerismo; el crecimiento del país estará cerca del 0% y los precios subirían en torno al 32%, más del doble de la meta que el oficialismo puso a fines de 2017.

Las corridas cambiarias y el aumento de los precios de este año se verán reflejados en las tres cifras más importantes para el Gobierno: la pobreza, la actividad económica y la inflación.

Al mismo tiempo, en el año electoral, el Gobierno no podrá inyectar demasiado en la obra pública y los contratos de modalidad PPP están amenazados por la causa que investiga Claudio Bonadio. Con la fiscalización del staff del FMI, que revisará periódicamente las cuentas de los gastos del Poder Ejecutivo, la reelección de Macri dependerá -más que nada- de la debilidad de la oposición, de la cosecha récord que se espera para el agro y de la explotación de Vaca Muerta, que permitirá conseguir dólares de la exportación de gas y petróleo.