Oscar Centeno ratificó las anotaciones de sus cuadernos, Carlos de Goycoechea admitió sobornos, y las pruebas y testimonios parecen indicarles a Bonadio y Stornelli que el entramado de corrupción y coimas alrededor de la obra pública tuvo a Néstor Kirchner y Cristina Fernández como sus líderes y principales beneficiarios.

Sin embargo, los fueros que le otorga su cargo como Senadora Nacional por la Provincia de Buenos Aires le permiten a la ex Presidenta gozar de una libertad cada vez más frágil. Y eso es lo que Joaquín Morales Solá y Eduardo Van der Kooy exigieron cortar.

Odebrecht, Lula y Moro: exigen Joaquín y Van der Kooy que desafueren a CFK y emulen el Lava Jato

Ambos editorialistas, en sus columnas semanales de La Nación y Clarín, respectivamente, le mandaron un claro mensaje a toda la Cámara Alta del Congreso y a Miguel Ángel Pichetto en particular: es imperioso el desafuero para poder continuar con la investigación y emular el Lava Jato.

Y aunque no es tarea sencilla, pues el Presidente del bloque Argentina Federal ya anticipó que rechazaría -nuevamente- el pedido de desafuero, los tres sectores protagonistas del caso ven con buenos ojos la posibilidad de replicar el caso del país vecino.

Morales Solá y Van der Kooy le mandaron un claro mensaje a Pichetto: es imperioso el desafuero de Cristina para poder emular el Lava Jato.

Desde el oficialismo necesitan debilitar la imagen de Cristina que, a fuerza de silencio, creció en las encuestas en detrimento de la imagen de un Mauricio Macri que se ve acorralado por los informes rojos del Indec, por una recesión que le promete más golpes a la clase media y por la austeridad del ajuste que delineó el FMI de Christine Lagarde.

Bonadio y Stornelli, por su parte, tienen poco interés en ser como aquel Supremo Tribunal de Brasil que encarceló a decenas de empresarios coimeros, funcionarios corruptos y al mismísimo Lula da Silva. Lo que sí buscan imitar es esa imparcialidad y determinación de ir contra todos aquellos que se beneficiaron ilícitamente de las arcas del Estado, sin importar la bandera política ni los contactos. Ir contra Baratta, Carlos Wagner, Paolo Rocca o Javier Sánchez Caballero, hombre de confianza de Angelo Calcaterra, el primo de Macri.

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Ciertos sectores del kirchnerismo y los sectores populares también coquetean con la posibilidad de que la ex Presidenta de la Nación sea un reflejo de Lula. Sin la cárcel como horizonte, pero con la victimización como bandera, intentan asociarla con la imagen de perseguida política, contrincante de los poderosos y referente del pueblo. Una Robin Hood criolla. Incluso, según Van der Kooy, en esta estrategia habría cierta colaboración del Papa Francisco.

Está claro que Bonadio no es Moro, Macri no es Temer, Cristina no es Lula ni Wagner es Odebrecht, pero si Pichetto y el Senado dan luz verde al desafuero, el escándalo de los cuadernos de la corrupción K puede ser nuestro Lava Jato.