Es el nuevo Arte de la Guerra. Cristina Fernández de Kirchner no descuida un solo detalle en el sinuoso camino hacia las elecciones presidenciales del año que viene, en las que –según las encuestas- tendría un escenario de paridad absoluta con Mauricio Macri. Por eso, se levanta cerca de las 11.30 de la mañana y lo primero que hace es leer "por arriba” las tapas de Clarín y La Nación para tener un panorama completo de las cosas. 

Un asistente de nombre Félix le repasa su agenda diaria, que incluye muy pocas actividades, pero estratégicas. Por ejemplo, después de desayunar, la ex jefa de Estado hace una hora y media de caminata en cinta, donde analiza mentalmente "distintas estrategias para derrotar al macrismo”. También mira el programa de Ángel de Brito.

Pasado ese formidable ejercicio de conducción política, Cristina almuerza con alguno de sus hijos "alguna cosita muy liviana” y aprovecha para ponerse al día con sus redes sociales, aunque no responde mensajes. "Lo que más usa es un usuario trucho que tiene en Instagram para mirar historias sin ser descubierta”, asegura Oscar Parrilli, dedicado casi por completo a manejar un Uber, ya que le "sobra” el tiempo.

La ex presidenta suele dejar para después de la siesta lo más importante: el té con amigas. Se hace, por lo general, en la residencia familiar de El Calafate, hasta donde llegan ex compañeras de la secundaria y conocidas de la época en la que trabajaba en el estudio jurídico del doctor Burlando.

"Está prohibido hablar de política durante el té porque es el único momento del día en el que se puede dar realmente un respiro”, advierte Parrilli, de acuerdo con que si Cristina sigue "sin poner la jeta”, es probable que llegue a mediados del año que viene con una intención de voto del 150%.

De todas maneras, y aunque en el entorno de la ex presidenta lo nieguen, también es cierto que tal vez la crisis ayude un poco, dado el desencanto de la gente con Cambiemos. "Es una manera de tratar de deslegitimar a Cristina, la atacan porque no pueden detener este plan maestro para volver al poder”, se entusiasma Diana Conti, quien reconoció que la última vez que vio a CFK "la gente todavía lo quería a Higuaín”.

ElCanciller intentó comunicarse dos veces con la ex mandataria para conocer un poco más en profundidad su sorprendente fórmula de recuperación en los sondeos, pero no dar entrevistas es parte de su táctica. El que sí rompió el silencio fue su hijo, Máximo: "Ahora no puedo, estoy jugando Fortnite”. Alta política.