Independientemente de la proporción de errores propios y factores externos, Macri empieza a presentarse más humano, más falible y con menos libertad para llevar a cabo sus planes

"Lo más difícil de trabajar en la política es entender que por más que tengas claro hacia dónde querés ir, tenés que lidiar con gente que no lo entiende o con gente que no colabora porque privilegia sus intereses", se excusó ayer en Instagram. 

Además, hizo una comparación con su vida anterior: "Es muy distinto al sector privado. En la vida privada uno planea algo y se ven los resultados más rápido". También se sinceró con respecto a la alta inflación: "Creí que iba a ser más simple. La salida del cepo no fue fácil". 

El tiempo es otra de las nuevas variables del discurso oficial. Después del error inicial de prometer un paraíso en el primer segundo semestre de gestión, el equipo del Presidente (con un eje central compuesto por CEO's de las grandes empresas) empezó a entender que todo iba a ser más lento. Macri intentó, en ese momento, contener la ansiedad general afirmando que lo peor había pasado. Hasta que llegó la "tormenta" y se tuvo que acudir al Fondo.

Uno de los primeros en admitir que el préstamo del organismo no iba a ser sencillo de pagar fue el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, referente del ala política del entorno del presidente. "La economía es muy vulnerable, lo peor aún no pasó", reconoció en La Nación el 24 de junio. Fue el primero en decirlo de manera explícita. Semanas después, Nicolás Dujovne tuvo que advertirle a la sociedad que vendrían "tres meses difíciles".

"Aunque les esté costando, y lo sé, este es el rumbo correcto. No hay otro, estoy absolutamente seguro. Estamos haciendo el esfuerzo correcto, pero estas cosas se construyen a lo largo del tiempo y persistiendo", les rogó ayer Macri a sus seguidores, y para cerrar remarcó el caracter "contradictorio" de los argentinos: "Si hemos definido que queremos un país donde se dice la verdad, actuemos en consecuencia".