“No apoyo el aborto ni en casos de violación, ya lo dije”, sentenció la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, y retrocedió el reloj a 1920. A 19 días de que se defina si el aborto es legal o no en Argentina, su hijo de 25 años, Lautaro Cura, avisó que está a favor del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. 

No solo es importante la opinión de Michetti porque por ser vicepresidenta podría arrastrar votos de su partido, sino que, además, sería la encargada de definir la votación en el caso de un empate, así como definió Cobos hace diez años el día de la 125 con su recordado voto “no positivo”. 

Por estas horas, Michetti es la más ferviente opositora al proyecto de ley por cuestiones políticas, religiosas y morales. Cuestiones personales, de esas que deberían quedar de la puerta de tu casa para adentro. De las que hablás en una cena familiar. De esas que charlás con tu hijo.

La hija de Pinedo, presidente provisional del Senado, está cabeza a cabeza con Michetti si de antiderechos se trata. Su hija apoya la ley y lo dejó en claro a través de su cuenta de twitter, @cesoaveces, tanto en publicaciones, como incluyendo un corazón verde en su perfil; tendencia entre millenials y centennials para bancar la ley.

El momento histórico que vive Argentina con esta nueva ola de feminismo y empoderamiento de las mujeres, se volvió de las y los más jóvenes. Las hijas convencen a las madres. Las sub 18 tomaron las calles, militaron, hicieron vigilia aquella noche de junio en la que consiguieron la media sanción en Diputados y se pasean todos los días con su pañuelo verde como uniforme a lo largo y ancho del país. 

“La revolución de las hijas”, fue el lema que impuso la periodista Luciana Peker y se tomó como un bastión. Tanto que, muchos de las y los diputados que expusieron en favor de la ley, explicaron que lo hacían por sus hijas e hijos. “Voy a votar una ley que le va a permitir a mis dos hijas abortar en condiciones legales y seguras si un día lo necesitan; y también voy a votar por la hija de cualquiera de ustedes”, cerró Rossi su discurso en Diputados.

“Un día mi hijo de 14 años me dijo: ‘Papá, ¿qué cambia si no votás la ley? No resolvés nada, ¿para qué sos político?’”, contó Carlos Roma, diputado del PRO, que decidió votar en favor de la ley gracias a una charla familiar. 

“Son unos jóvenes imberbes, yo insisto: sos unas feminazis”, dijo Eduardo Feinmann. Las hijas y los hijos son los protagonistas en esta lucha aunque los dinosaurios de la televisión se esfuercen por desacreditarlos; convencen a su familia, discuten en el asado del domingo y copan el Congreso. 

Es casi utópico creer que el hijo de Michetti pueda convencerla, porque aun así tuviese la intención, la vicepresidenta demostró no sentir empatía ni siquiera por una mujer que quedó embarazada producto de una violación. Algo que lograron comprender en la Argentina de 1921, ella todavía no lo entendió. 

Sería un esfuerzo en vano intentar que crea que está bien que cada mujer pueda decidir cuándo ser madre. Sí rogamos, que en el caso de que le toque desempatar el 8 de agosto en el Senado, le suene el teléfono justo antes de que anuncie su voto y que el que llame del otro lado sea Lautaro, su hijo.