Ekapol Chantawong, más conocido como Ake, volvía de entrenar a su equipo de fútbol cuando una fuerte lluvia interrumpió la excursión a la cueva Tham Luang que estaba realizando con los 12 adolescentes que cuidaba. Preocupado por el bienestar de los chicos, se refugiaron bajo las piedras y comenzaron a meterse cada vez más adentro para huir de las crecidas del agua.

Ake es uno de los protagonistas del impresionante rescate que se llevó a cabo este fin de semana. Fue el primero en entrar y el último en salir, el único adulto responsable que mantuvo el ánimo de los menores los nueve días que estuvieron totalmente a oscuras y perdidos. Una vez localizados, decidió escribirles una carta a los padres para pedirles perdón por haber conducido a sus hijos hasta esa experiencia. Desde el exterior, le respondieron que no se preocupara y que enfoque sus energías en salir vivo.

Ake, el entrenador huérfano de los niños tailandeses

Es que, a diferencia de los 12 niños, ningún padre esperaba afuera por Ake. El entrenador de fútbol de 26 años es huérfano. Su madre murió cuando era muy pequeño y su padre a los 10 años, el único hermano que tenía también vivió por poco tiempo y Ekapol quedó al cuidado de una anciana abuela de chico.

Como muchos niños huérfanos tailandeses, Ake pasó a vivir en un monasterio budista para convertirse en monje. Allí lo cuidaron hasta que tuvo 20 años y decidió continuar su vida como un hombre común en su pueblo natal.

Ake, el entrenador huérfano de los niños tailandeses

Los monjes de los templos de Mae Sai cuentan que lo ven a menudo rezando y meditando. Aunque no siguió su carrera devota, sigue manteniendo la oración y las ganas de ayudar.

Tanto es así, que durante los primeros días de desaparición, Ake no comió y le entregó sus raciones a los chicos para que puedan calmar el hambre.

Antes de la tragedia, el entrenador estaba a cargo de varios grupo de fútbol en el club Wild Boars y su tía, una de las dos familiares vivas junto a su anciana abuela, cuenta que siempre lo hizo por amor al fútbol ya que solo percibía un pequeño sueldo.

Ake, el entrenador huérfano de los niños tailandeses

Ahora Ake deberá enfrentarse a una sociedad dividida en donde algunos lo tildan de responsable de la situación y otros de ser una víctima más.

"A los padres de todos los niños, ahora los niños están bien, el equipo nos atiende bien. Prometo cuidar lo mejor que pueda a los niños. Quiero agradecer a todos su apoyo y quiero pedir una disculpa a los padres", había escrito dentro de la cueva.

Ake, el entrenador huérfano de los niños tailandeses