En una sesión maratónica de más de 23 horas, Elisa Carrió brilló por su ausencia hasta el momento de la votación, en el que se pronunció, como era de esperarse, en contra del proyecto de legalización del aborto legal, seguro y gratuito.

Ausente durante casi toda la sesión, Lilita justificó su silencio en un tweet durante la noche del miércoles en el que aseguraba que "no es necesario hablar, solo la oración que es la debilidad de Dios y el poder de los hombres".

Este mensaje de la diputada chaqueña que representa a más de la mita de los porteños, despertó la furia de muchos, incluso de algunos de sus votantes, quienes esperaban una actitud valiente y fuerte de su líder.

Luego, ya en la mañana del jueves, Carrió reapareció para la votación y, tras el triunfo del proyecto por 129 a 125, pidió una moción para exponer. Inmediatamente, diputados kirchneristas, de izquierda y otros partidos, arremetieron contra la diputada.

La intervención del Presidente de la Cámara, Emilio Monzó, le permitió hacer el uso de la palabra y Carrió la aprovechó. Fiel a su estilo, dejó frases que hicieron eco en todo el mundo de la política, más allá del debate que gobernaba la jornada: "No hablé durante la sesión para preservar la unidad de Cambiemos".

Visiblemente enojada e irritada, arremetió contra sus compañeros de bloque y la alianza, en especial con Silvia Lospennato, a quien no aplaudió tras su emotivo discurso y ni siquiera saludó en sus ingresos y salidas del recinto.

"Que le quede claro a todo Cambiemos, la próxima rompo. ¡La próxima rompo!", concluyó, antes de perderse por la puerta del Congreso, mientras todavía se votaban cada uno de los artículos del proyecto en particular.