"Nadie quiere llegar a la instancia de aborto porque es traumático", insisten en televisión las y los periodistas que se subieron al tren de la lucha verde. Bienvenidxs sean. "Es traumático porque estás matando a tu hijo", responde Amalia Granata, referente de la campaña de “Salvemos Las 2 Vidas”, y deja en jaque al resto. El "Síndrome Post Aborto" no figura en ningún manual de psiquiatría ni en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) de la Asociación de Psiquiatría Americana.

Tiene razón Granata. Si los que estamos a favor del aborto entendemos que se trata de una decisión personal sobre nuestro cuerpo y no consideramos al feto como un hijo, no tendría porqué ser un trauma. Lo traumático es la clandestinidad, el miedo al estigma social, a que el médico te denuncie. El miedo de querer abortar y no saber dónde ir. El miedo a morirte, eso trauma.

Lo traumático es la clandestinidad, el miedo al estigma social, a que el médico te denuncie. El miedo de querer abortar y no saber dónde ir. El miedo a morirte.

Es una decisión política y patriarcal histórica que entendamos al aborto como algo traumático y a la maternidad como única vía de felicidad. Existen mujeres y varones trans que vivieron la instancia de aborto con dolor y sufrimiento, por supuesto, pero también los que lo hicieron con tranquilidad y alivio.

Un tweet viral que circuló por estos días exigía que las marcas que venden tests de embarazo hagan alguna publicidad en la que la mujer festeje el resultado negativo. Imposible, por la misma lógica: el embarazo es sinónimo de alegría, porque es el devenir para una mujer. Aunque todas conozcamos chicas -si no fuimos nosotras mismas- que han festejado que dio negativo.

No todas tenemos la misma contención, las mismas herramientas, ni las decisiones tan claras. Algunas ni siquiera conocen sus derechos.

Todas las personas gestantes no somos iguales ni pasamos por las mismas instancias si decidimos abortar. No todas tenemos la misma contención ni las mismas herramientas. Ni las decisiones tan claras. Algunas ni siquiera conocen sus derechos. Están las que se topan con un médico que las ayuda, pero otras que se encuentran con uno que las condena. Puede haber estrés después de un aborto, como también lo hay luego de un parto.

La maternidad será deseada o no será. Un embarazo forzado es más traumático que un aborto con decisión y en condiciones legales, seguras y gratuitas. Responder que el aborto no nos trauma porque se trata de ejercer soberanía sobre nuestros cuerpos es una respuesta política. Ya no negociamos nuestra libertad. No nos van a decir qué hacer. Ni qué sentir.