Jorge Bergoglio recién se levanta. Apenas vestido con una musculosa blanca y un bóxer de microfibra negro, el Papa abre su tablet para chequear las noticias del día en ElCanciller.com. Unos segundos más tarde, choca de frente con la agria novedad: la Selección no irá a visitarlo. "Miralos vos a estos cagadores", suelta Francisco con una sonrisa irónica. A su lado, su asistente Luigi, visiblemente inquieto, se prepara para llamar al presidente de la AFA, Claudio Tapia.

La relación entre el Sumo Pontífice y los amigos de Messi nunca fue la mejor. En el Vaticano todavía recuerdan una áspera discusión entre quien hoy es la máxima autoridad de la Iglesia Católica y el Pocho Ezequiel Lavezzi. "Eran otras épocas, pero ahí se cortó la onda”, subraya uno que suele jugar al póker online con el Papa.

Debe ser cierto, porque hay quienes incluso aseguran que Messi no le respondió los mensajes por WhatsApp. "Visto, visto y visto”, confiesa Federico Fazio, quien prefiere mantenerse en el anonimato.

De la conversación con Chiqui Tapia, entonces, no se podía esperar mucho. "No sé ni para qué te llamo”, arranca el Papa. Del otro lado, el presidente de la AFA hace silencio. También tapa el micrófono y, con una voz casi imperceptible, le pide a uno de los arqueros que le alcancen "los puchos”.

Los habituales voceros papales desmienten que ese haya sido el tono de la charla. "Fue un diálogo de lo más habitual entre dos personas que se quieren y hablan mucho”, señalan. ¿Pero de qué hablaron? "De lo de siempre: minas, fútbol y peronismo”.

Pero si la versión era -de por sí- difícil de creer, se hizo completamente inverosímil unos instantes después, cuando el propio Bergoglio tuiteó una foto de los finalistas de las últimas dos Copa América con la leyenda "Ojalá se vuelvan en primera ronda, ¡muertos!".

Un día después, y más tranquilo, Chiqui Tapia aborda el tema. "Vos viste como es Bergoglio cuando se le pone algo en la cabeza, pero lo hablamos con Sampaoli y no hubo caso”.

El técnico de la Selección niega las declaraciones del jefe máximo del fútbol argentino. "Ustedes saben bien cómo es esto: le escribí a Masche diciéndole que había que ir a ver al Papa y me respondió ‘¿quién sos? no te tengo agendado’”.

Por las dudas, Sampaoli grita a los cuatro vientos que el clima entre los futbolistas es inmejorable y que las críticas de Francisco se las pasan "por las bolas”. "Los jugadores están enfocados y con las metas muy claras: meta siesta, meta PlayStation y meta shopping con la familia”, garantiza el entrenador, a quien -hoy por hoy- sólo le importa llegar afilado al debut mundialista y que "Masche confirme si dirijo”. Habrá que esperar.