Jorge Sampaoli estornuda fuerte y con moco. "Clima de mierda", maldice, y pide disculpas. A su lado, Sebastián Beccacece suelta la planchita del pelo y corre a asistirlo con un puñado de carilinas. Pablo Aimar, cinco metros más allá, mira la escena con sorpresa y se acomoda el paquete.

Así pasa los días el cuerpo técnico de la Selección Argentina, en la cuenta regresiva hacia la Copa del Mundo. Son momentos de alta intensidad, donde nadie se aparta ni un segundo del libreto: "Angelici está tan metido que ya adornó a todos empleados del predio de Ezeiza". 

Sin embargo, y a pesar del entusiasmo, no son todas buenas. La categórica derrota frente a España dejó a Samapoli con varias preocupaciones, aunque lo niegue. "La única duda que tengo es la podonga", responde ofuscado ante la consulta de ElCanciller.

Lo cierto es que el entrenador argentino no definió hasta ahora varios de los nombres que viajarán a ganar el Mundial. La presencia de Sergio Romero es una incógnita. También la de Javier Mascherano. Con Carlos Auzqui parecería haber ya una definición: no iría al Mundial.

"El Pelado lo quiere a Armani, pero no sabe qué hacer porque Romero es amigo de Messi y no tiene ganas de fumarse al enano de culo”, reconoció Chiqui Tapia ante un nutrido grupo de periodistas, a los que les pidió mantener la declaración en off.

Sampaoli tampoco tendría definido qué hacer con Biglia ni con un campo familiar que heredó en Casilda. "Son momentos decisivos, puede pasar cualquier cosa”, confió un jugador que suele compartir previas con el ex seleccionador de Chile.

Por fin, fuentes de la AFA revelaron que el técnico podría anunciar a los convocados después de "una mini jirafa” que tiene pensada por el Caribe. O por Europa. Si es que en algún momento se puede decidir.

Angelici y Tapia, por ahora, confían. 

Que sea lo que dios quiera.