Uno de los politólogos que mejor ha logrado explicar tanto la construcción de poder de cambiemos como aspectos relevantes de los primeros dos años de gobierno es Pablo Touzon. En “Otro mundo”, una de las primeras columnas que escribió al respecto en Panamá Revista, Touzon señala que en el gobierno de Cambiemos “Argentina salió al mundo, pero el mundo ya no estaba ahí”. Las turbulencias que venimos observando estas semanas y analizando en este espacio de El Canciller son un ejemplo que grafica a la perfección este postulado. 

Es muy difícil analizar cada 6 o 7 días esta coyuntura sin repetirnos. Al momento de escribir esta columna, martes 8/5, la jornada abrió con una fuerte suba del dólar mayorista, que se estacionó en $23, antes de la conferencia de prensa de Macri y Dujovne y empezó  a bajar luego de trascender los anuncios, siguiendo la lógica del rating minuto a minuto de un programa con panelistas que gritan (al cerrar esta nota, $22,60). Para explicar este cortísimo plazo de hoy, puede atenderse el hecho de que al encarecimiento internacional el dólar se le sumó un marcado “desarme de posiciones” por parte de inversores privados de títulos argentinos; la caída del Merval y de las acciones de compañías locales en NY son un indicio de aumento de la percepción de riesgo país argentino, lo cual le suma presión al dólar. Como respuesta a esto y para calmar a los mercados y generar confianza, el gobierno anunció que solicitarán apoyo financiero del FMI que, como sabemos, pone condicionamientos para engrosar nuestras verdes reservas ¿Conviene recurrir al fondo cuando tenés cubiertas entre el 70% y 80% de tus necesidades de financiamiento? La confianza que podes generar en los mercados que ven al FMI prestándote barato ¿Compensa el impacto que para el argentino promedio implica el concepto “FMI”?

Pero en lo macro, seguimos en un escenario de fragilidad ante la depreciación de monedas de países como Brasil, México o Rusia. Para no perder competitividad precio, el BCRA sabe que debe mantener un acompañamiento y dejará flotar el tipo de cambio en consecuencia, más allá del endurecimiento de su política de tasas. Es por eso que no es descabellado pensar en un nuevo piso del precio del dólar entre $22,5 y $23; lo cual se traduce en un acomodamiento de las expectativas de cambiarias hacia fin de año en torno a los $26.

¿Qué impactos tendrán estas turbulencias? Por un lado, el aumento de costos que implica un nuevo piso en el valor del dólar va a trasladarse a precios, volviendo cada vez más rígido el proceso de desinflación. En virtud de lo observable, cerrar 2018 con una inflación en torno al 23% ya califica como “meta deseable”. Por otro lado, de mantener un alto nivel de tasas, nos encontraremos con condiciones más rígidas para el financiamiento, lo que puede afectar a la inversión, sobre todo en PyMEs y sectores mercado internistas.

Si bien no hay condiciones para hablar de crisis hoy, dado el nivel de reservas y condiciones financieras; sin dudas el escenario de estas semanas muestra los límites de la estrategia económica del gobierno, que puede llegar a la búsqueda electoral de su segundo mandato con menos capital de confianza en mercados y votantes (¿Hasta dónde se rompe “el contrato” con el votante de cambiemos tras anunciar recorte de $ 30.000 millones en obra pública? ¿Cuánto más ajuste puede pedir el FMI como condicionamiento de su apoyo financiero?) y los mismos problemas estructurales que la economía muestra desde 2012.