La jueza María Servini de Cubría decidió la intervención del Partido Justicialista Nacional y nombró como interventor a Luis Barrionuevo, que es más macrista que robarse las cajas navideñas del SOMU. Desde algunos sectores del peronismo denuncian que el oficialismo metió la cola. Macri sonríe.

En un fallo totalmente insólito y flojo de papeles, la magistrada dispuso intervenir al principal partido opositor. Los argumentos elegidos por Servini parecen escritos por un analista político más que por una jueza. Así expone que “la derrota electoral en los comicios presidenciales”, “el fracaso en el acto electoral para elegir gobernador” de la provincia de Buenos Aires y que dirigentes del PJ apoyaron otros sellos en las últimas elecciones, son motivos suficientes para una intervención.

La decisión de poner al gremialista cercano al oficialismo se explica por lo mamarracho de la presentación. Es que para avalar tal cosa se necesita un mamarracho aún mayor, como lo es Barrionuevo, reconocido por la quema de urnas en Catamarca y la tristemente célebre frase de “hay que dejar de robar por dos años”. El gastronómico explicó: “Me eligió porque soy un verdadero peronista. La sangre que me fluye es completamente peronista”. Hay que reírse para no llorar.

Desde el peronismo le apuntaron sus cañones directamente a Mauricio Macri. Así es que el presidente del PJ, José Luis Gioja, afirmó que la intervención es una clara intromisión del oficialismo en los asuntos internos del partido. Por ahí va la cosa.

Una lectura posible es que la intervención busca darle una estructura jurídica y un sello de peso al acuerdo de Gualeguaychú entre Miguel Ángel Pichetto y Sergio Massa que tuvo lugar la semana pasada. El propio Barrionuevo reveló parte la estrategia, al ser consultado por Clarín sobre si iba a llamar a todos los sectores del PJ, adelantó que para la renovación va a convocar al ex presidente e hincha de Banfield, Eduardo Duhalde, y al señor que va a la televisión para hablar de peronismo, Julio Bárbaro. Hacía falta sangre joven.

En este marco, el flamante interventor dejó saber sus intenciones de convocar a Massa, Pichetto y Diego Bossio. Sí, casualmente el grupo Gualeguaychú. A su vez, excluyó de cualquier armado al kirchnerismo: “Ellos no tienen nada que hacer en el PJ. Armaron su propio partido, Unidad Ciudadana.

Ellos lo que quieren es usar al PJ de madriguera”, explicó. Pobre Luis, nadie le dijo que Massa también formó el Frente Renovador por fuera del PJ. Un pequeño olvido, sin dudas.

Es sabido que el mejor escenario posible para la reelección presidencial es un peronismo dividido, y no solo eso, sino que tiene que haber un peronismo fuerte, no para hacerle competencia a Cambiemos sino al kirchnerismo. Este fallo y la decisión de poner a Barrionuevo en ese lugar parece ir en ese sentido, porque con el control del PJ la mal llamada oposición responsable tiene la chance de realizar un armado de peso de cara a 2019 para restarle votos a la oposición K y dar vía libre a una victoria en primera vuelta de Cambiemos. Es por eso que en Casa Rosada ya cantan “la jueza María Servini de Cubría es lo más grande que hay”.