Fueron doce horas de ilusión. Boca perdía con Defensa y Justica de local y los cuervos se miraban de reojo. Cómplices. Esa rara sensación de que no estás lejos y podés hacer el intento. Darte el lujo de soñar. Pero todo se convirtió en una pesadilla que todavía no terminó.

A San Lorenzo le tocó el horario en el que nadie quiere jugar y fue protagonista de un papelón histórico ante Godoy Cruz. Una clase de fútbol ante un Ciclón que jugó como siempre: sin sorpresas. ¿Qué pasó? Esta vez, sí, sufrió la contundencia de un equipo que llegó al Bajo Flores para avergonzar al equipo de Biaggio.

Otra vez, la realidad golpea a San Lorenzo, lo sacude y lo baja a tierra. Le indica para qué está: buscar la clasificación a la Copa Libertadores y nada más. Es que este equipo debe quitarse rápido el traje de candidato que casi no llego a ponerse de la noche a la mañana.

San Lorenzo: la peor pesadilla y un baño de realidad

El baldazo de agua fría pudo haber servido para intentar buscar argumentos y corregir a futuro (el miércoles, por ejemplo, en la ida ante Atlético Mineiro por la Copa Sudamericana) los errores de un equipo que no reaccionó en ningún momento. Sin embargo, el Pampa logra convencerse a sí mismo de que el equipo “no juega mal”. “Llegaron cuatro veces e hicieron cuatro goles. Cometimos algunos errores, nada más. No hay mucho para analizar. Perdimos cinco a cero pero tuvimos la pelota”. Sí, eso dijo Biaggio 25 minutos después de sufrir una paliza inédita ante el equipo mendocino.

No hay peor ciego que el que no quiere ver, dice una leyenda que sirve para describir la perspectiva del entrenador. Los números pueden justificar al entrenador en algún aspecto, pero este equipo es de los peores equipos en cancha de los últimos diez años. 

San Lorenzo: la peor pesadilla y un baño de realidad

¿Lo peor? San Lorenzo, al menos por ahora, no está para más. Tiene poco y nada y el sueño de entrar a la Copa puede convertirse en realidad sólo si se sujeta a la propuesta que lo llevó a ganar partidos: esperar bien atrás y aspirar a meter alguna en los 90 minutos.

San Lorenzo se golpeó contra sí mismo. Chocó contra su ilusión. Un sueño que apenas duró 12 horas.