En un partido intenso y muy trabado en el mediocampo, en Mendoza, River Plate se coronó campeón de la Supercopa Argentina al vencer 2-0 a Boca Juniors, consiguió espantar los fantasmas de un año pálido y festejó un título que alegra el semestre.

Con los goles de Gonzalo Martínez, de penal, e Ignacio Scocco, al Millonario le alcanzó para superar a un Xeneize que manejó la posesión en varios pasajes del encuentro, pero nunca pudo transmitirle esa intensidad a los ataques.

Los dirigidos por Marcelo Gallardo se consagraron gracias a las magníficas intervenciones de su arquero Franco Armani, la figura del partido, que demostró, una vez más, que está capacitado para pelear por un lugar en la nómina de la Selección Argentina para el Mundial de Rusia.

Por su parte, el equipo dirigido por Guillermo y Gustavo Barros Schelotto nunca pudo exhibir el juego que muestra semana tras semana en la Superliga. Con escaso aporte ofensivo de Carlos Tevez y erráticas decisiones de Cristian Pavón, de nada sirvieron los cruces y la claridad de Wilmar Barrios, acompañados por las clásicas pinceladas de Edwin Cardona.