Facundo Ferreira tenía 12 años, le decían el negro y estaba por empezar la escuela secundaria. Fue asesinado de un balazo en la nuca a manos de la policía tucumana. Un nuevo caso de gatillo fácil, una víctima más de la doctrina impulsada por el oficialismo.

"Este caso ratifica una mirada que tiene nuestro gobierno: las fuerzas de seguridad no son las principales culpables en un enfrentamiento. Estamos cambiando la doctrina de la culpa de la Policía”, había expresado Patricia Bullrich luego de que el agente Chocobar asesinara por la espalda a un delincuente que corría varios metros delante de él.

El respaldo del gobierno nacional a las fuerzas de seguridad dio sus lamentables resultados: un tiroteo en pleno centro porteño dejó a una jueza y a un empleado judicial heridos. En Quilmes, Fabián Exequiel Enrique, de 17 años, fue asesinado por la espalda por un oficial del Grupo Halcón.

En San Nicolás una policía remató, también por la espalda, a un hombre que perseguía por evadir un control vehicular. Estos son solo algunos casos que logran repercusión mediática. Cabe recordad que un informe de la CORREPI publicado en diciembre pasado detalla que muere una persona por día a manos del Estado. Una escalada represiva que preocupa.

La muerte de un pibe de 12 años debe ponernos en alerta y el gobierno debería reconsiderar la doctrina Chocobar. Sin embargo, lejos está de tomar otra posición y desde las sombras opera para poner la culpabilidad en la víctima. ¿Qué hacía un chico de su edad en moto? ¿Dónde estaban los padres? Algo habrá hecho, dicen. Ese discurso exalta las peores miserias de nuestra sociedad, convierte al otro en enemigo, un camino de no retorno que ensancha cada vez más la grieta social.

Las muertes de Santiago Maldonado y del joven mapuche Rafael Nahuel demostraron este accionar del oficialismo. La familia de Santiago fue hostigada hasta el hartazgo en las redes sociales y su muerte fue justificada por el hecho de haber estado cortando una ruta, como si eso fuera motivo suficiente para acabar con la vida de un argentino. El caso de Rafael Nahuel quien fue acribillado por Prefectura Naval es aún más grave porque fue la propia vicepresidenta, Gabriela Michetti, quien justificó el hecho en televisión abierta.

En otra ocasión expresamos que en lugar de debatir sobre cómo tener fuerzas de seguridad profesionales, una justicia eficiente que condene a los delincuentes y un sistema penitenciario que logre reinsertar a los condenados, el gobierno elige apoyar el gatillo fácil. La doctrina Chocobar hace escuela, el Macri horror show continúa y se sigue cobrando víctimas.