Hugo Moyano está molesto. Minutos antes de recibir a este cronista, discute a los gritos con Ariel Holan, técnico de Independiente. Corta. Camina. "Que se meta el drone en el orto", le indica a un íntimo colaborador, equipado con dos coquetos fusiles M16.

Son días difíciles para el jefe de los camioneros. La Justicia lo investiga por enriquecimiento ilícito, lavado de activos y no sé qué más. También a su familia. Sus hijos están indignados: "¿Qué Hugo?", se pregunta Facundo, desde Mar del Plata, adonde se encuentra haciendo temporada junto a su ¿ex? novia Nicole Neumann, tal vez algo alejado de la política.

Moyano padre se siente víctima de una persecución orquestada por lo más alto del Gobierno. "¿Por Prat Gay?", preguntó El Canciller. "No, papito, Prat Gay no es más parte del Gobierno: “¡Por Macri!", respondieron en los alrededores del hombre fuerte de la CGT. Ah.

En este contexto, fuentes del huguismomoyano o del hugomoyanismo adelantan que el camionero no se piensa quedar "de brazos cruzados" ni rascándose "los huevos". Todo lo contrario: piensa hacer "mierda" el país y tratar de meterle una patada "en el orto" al gobierno de Cambiemos. Al respecto, enumeran una serie de drásticas medidas para "prender fuego todo", que incluirían como plato fuerte "recitales de La Beriso" cada 48 horas.

En la Rosada intentan bajarle los decibles al tema, aunque reconocen que les preocupa que se vaya todo "al carajo". "No interferimos en el trabajo de la Justicia", señala un joven funcionario con acceso al Facebook de Marcos Peña, aunque aclara entre sonrisas: "Salvo que haga falta".

Si bien de un lado y del otro niegan que haya conversaciones, al menos diecisiete fuentes sin contacto con los protagonistas, pero con ánimos de figurar garantizan a El Canciller que existen "dialogadores", es decir, negociadores. Por el lado de Moyano, el emisario sería Emanuel Gigliotti, actual centrodelantero de Independiente, mientras que por el macrismo más puro iría Carlos Tevez, recientemente llegado de sus vacaciones por China.

Como sea, el viernes será un día decisivo. O al menos eso dicen quienes conocen a Moyano. "Prepárense para una sorpresa", señalan, y ante la repregunta, responden tajantes: "Si te lo digo no hay sorpresa". Parece que se las traen.